Por Mario Luis Altuzar Suárez
¡Me sorprendió!
Saltó de la pantalla cibernética
En mi cabeza una mano
Mi hombro derecho con la otra
¡Se impulsó y brincó!
Más, ¡ja, ja, ja!,, le atrapé
Por el tobillo izquierdo
Y… ¡Pum!, se oyó el estruendo
Al somatarse el cuerpo en el piso
“Soy bello, soy hermoso”, exclamó
“¿Qué vulgar mortal osa detenerme?”
Lo miré en ese cuerpo perfecto
Cabellera ensortijada
Empero, con mirada tan vacía y fría
Qué… lo… entendí…
De la profundidad del Olimpo
Hízose Narciso: ¡Dios del Internet!
Impuso ¡el culto al individualismo!
El…cul-to…al…sen-sua-lis-mo
Y allí, cada cibernauta
¡Tiene su espejo individual!
Como aquella laguna del Divino Narciso
Qué sin quererlo, como simple daño colateral,
¡Incubó la Envidia!
Tan profunda y cruel
Resentida y especialista en Difamación y Diatriba
Cobardemente protegida en la masificación
¡Qué envidian hasta la miseria!
Aquí, en el Olimpo Cibernético
Reinante sobre los embelesados ciegos
De una aparente belleza de merecimientos
En la Generación del Menor Esfuerzo
Sin percatarse que Némesis está cerca
¡Muy cerca! ¡Tan cerca!
Que es imposible verla
Con su risa dura, hueca y seca
Para restaurar el equilibrio
En la metamorfosis
De la Nueva Especie
Tuxtla Gutiérrez, Chis, 29 de junio de 2022.
- Autor: Mario Luis Altuzar Suárez ( Offline)
- Publicado: 29 de junio de 2022 a las 21:42
- Comentario del autor sobre el poema: Los males del Tercer MIlenio
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 21
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