En lúgubre velatorio,
con el difunto presente;
¡el huraño tío Curro!
Tristes eran las miradas,
aunque algunas sospechosas, pocas lágrimas brotaban
y mucho las apariencias.
Todos querían al tito
y en vida nadie lo quiso,
familiares muy lejanos
con olfato de gran oso.
Llegaban ramos de flores,
de rosas no había ni una,
claveles y margaritas
adornadas con lentisco.
En medio de aquella calma,
se coló un inoportuno
comentario de la herencia:
terrenos, piso y billetes;
había paz y armonía,
hasta ese mismo momento
que estalló la misma guerra
y allí todos se mataron.
¿Donde acabó tal herencia?
dicen esas malas lenguas
que muy felices estaban
las monjitas del convento.
- Autor: Antonio Martín ( Offline)
- Publicado: 3 de julio de 2022 a las 06:50
- Comentario del autor sobre el poema: Las herencias no entienden de familia, cuando hay dinero que atrincar. No serán todos los casos así, digo yo
- Categoría: Familia
- Lecturas: 46
- Usuarios favoritos de este poema: Sierdi, Aliscrist ✨, Fabio Robles, Miachael, alicia perez hernandez, Rafael Huertes Lacalle
Comentarios2
Pues bien sagaz resultó, que triste es estar rodeados de familiares interesados que en vida ni te visitan y al final busquen herencia, eso es muy común. Muy buena reflexión
Un abrazo y un bello saludo ✨
El tío Curro se las sabía todas, 😂😂 no dejó ni los calcetines de Emilio el moro, eso desgraciadamente pasa mucho.
Un abrazo y saludos Isla
Bueno, ya de muerto, todos dicen que eres muy buena persona, aunque cuando estas vivo nadie te visita, ni te pregunta por tu salud, pero el muerto al pozo y el vivo al negocio.
saludos amigo Antonio
Apoyo tu comentario, porque es así como sucede en la vida real, y si hay intereses de por medio, el lío está formado. Gracias por tu comentario Alicia.
Saludos amiga
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