El regalo mas grande

Anne Black

Recuerdo la última vez que te cruce; en la calle Retiro entre Drago y Acacia. Recuerdo que me quede sorprendida mirándote, observando tus ojos, perdiéndome en ellos. 
Han pasado diez años de aquella vez y aún siento como si hubiera sido ayer, sin embargo el tiempo hizo su labor y nuestros caminos tomaron su rumbo.
 Hemos cambiado porque hemos crecido, ya no somos chicos y eso me entristece porque tu amor se fue junto con el recuerdo. Aunque la costumbre de ridiculizarme sintiendo absurdamente no puedo manejarlo, el corazón todavía te ama. 
La vida continuo y yo me quede aguardando el día que te cruzara nuevamente, poder preguntar qué paso con nosotros, por qué desapareciste y si alguna vez me quisiste sinceramente… hasta que la ilusión desapareció poco a poco, comencé a olvidar y me abrí a un nuevo amor, y aunque todo marchaba bien por las noches al cerrar los ojos tu rostro se reflejaba en la oscuridad y la soledad, y era feliz. Pero tu ausencia era una herida abierta y quise escapar, y quise arrancarte de mi, entonces me fui para enterrar tanto amor, lejos de aquel barrio que por dónde fuere, me hablaba de ti. Y a pesar de que fue inútil, y regrese a mi hogar contigo mas clavado que nunca, no volví sola, y lo ame con la misma intensidad que a ti, la entrega y dedicación fueron los mismos, mi dulzura e inocencia y mi vulnerabilidad, todo lo que soy lo preste mientras que inconscientemente te esperaba, porque en mi interior tenía la certeza de que nos volveríamos a ver… y así fue, un día cualquiera estabas ahí, saludándome como si el tiempo no hubiera pasado, y yo explotaba de dicha por dentro, disimulando que me era indiferente o eso trataba. 
Y estabas igual, tu sonrisa era la misma sonrisa pícara, y tus ojos… ¡por Dios, tus ojos! Eras tú, el mismo muchacho que conocí era un hombre por fuera pero por dentro seguía siendo ese niño que me visitaba todas las noches, que era detallista y cariñoso. Que fingía un delivery para verme cinco minutos, y yo salía corriendo para aprovecharlos. 
Continuamos viéndonos para pasar un rato agradable, entre besos y caricias, risas y algo de música era mi pasatiempo favorito. Todo parecía un cuento, tú y yo, juntos, aunque me engañe y creí que podríamos recuperar el tiempo perdido, y creí que sentías lo mismo que yo, fui ilusa. Porque cuando no estás caigo a la realidad, tu ausencia no es agradable y tampoco lo es tener que amarte en silencio. Sin embargo, cuando apareces y me regalas tu cariño envuelto en una falsa amistad todo torna a tener sentido, desaparecen las dudas y soy feliz a tu lado otra vez, y aunque eso sea positivo, el tiempo no se detiene, corren los segundos  y la hora de volver a casa se asoma, a la vida que dejo para verte, esa vida con sabor amargo, aroma a fracaso y fría que me recuerda lo infeliz que soy. 
Me acompañas hasta casa y te pido que me dejes a una cuadra, y mientras lo digo muero por quedarme contigo para siempre, en aquella cama, abrazados, sintiendo el calor de tu cuerpo junto al mío y te extraño apenas me despido.  Al asomarse la mañana despierto contigo en el pensamiento, te escribo con sentimiento para que sepas que te quiero, y respondes con risas haciéndome sentir tonta... me dejas con el deseo de leer que te pasa lo mismo que a mí y nace una sensación de enojo y tristeza, entonces ya no respondo y me aguanto las ganas de escribirte de nuevo para darte la posibilidad de que inicies la búsqueda y hagas sonar mi móvil, pero no sucede  y me desilusiono fácilmente. Quisiera saber qué haces pero el orgullo es mas fuerte y no te pregunto, fumo un cigarro en el patio con la esperanza de que al entrar haya llegado un mensaje tuyo, y aún no ocurre, lavo algunos platos sucios y escucho algo de música, trapeo el piso  y juego con el gato hasta que nuevamente miro mi celular deseando que haya noticias tuyas, no obstante es inútil, porque no me has escrito y te extraño y tengo miedo de que te hayas cansado de mi, de que lo nuestro quede en la nada y se anuncie una tormenta de decepciones. Que pases a ser nuevamente parte de un pasado hermoso, ese pasado que vive en mi presente y que anhelo con todas mis fuerzas volver a vivirlo contigo sin escondernos. 
Desconfías de mi amor y no entiendes que es verdadero, tanto que no puedo quitarte de mi, estas clavado tan adentro que te has vuelto una necesidad, mi prioridad y razón para salir a la calle con la esperanza de cruzarte, de quedar en vernos y así poder apreciar tu rostro, tus ojos que le dan paz a mi vida, tus besos que consiguen que olvide lo que ocurre a mi alrededor y me hacen sentir tan tuya.
 Contigo quiero estar a diario, disfrutando de tu ternura y caricias, enamorándome de todo lo que me ofreces, amándote cada día un poco mas. Pero no estas y desconozco tus intenciones, tu indiferencia me provoca inseguridad y me urge descubrir que sientes por mí, hasta que otra vez nos vemos, y desaparece toda incertidumbre, desaparece mi temor a salir herida, disfruto de tu presencia y te amo desde un hola hasta un adiós... pero, todo se convierte en un círculo vicioso porque cuando nos separamos de nuevo te comportas extraño, y me generas desesperación y ganas locas de expresarte que aquí estoy, aquí sigo, esperando volver a estar a tu lado. Aquí estoy, aguardando un texto que diga que quieres estar conmigo, aquí estoy, queriendo mandar todo al demonio y correr hasta tus brazos, refugiarme en ti, amarte incondicionalmente y con todas mis fuerzas. 
Y te escribo, y te pienso sin poder parar, y te deseo fuertemente, y muero reprimiendo este amor que no quieres y botaste a la basura una tarde fría frente a mi. Pero una pequeña esperanza aún vive dentro mío,  y permanezco atada a ella rogándole a Dios que te arrepientas y no me dejes ir, que aparezcas y golpees mi puerta diciendo que no quieres perderme otra vez, que me amas tanto como yo a ti, que me beses hasta cortar mi respiración y me lleves contigo y me cuides incondicionalmente.
Quiero finalizar mi vuelo, llegar hasta ti y descansar por fin en tu calor, porque eres lo mas bonito que alguna vez viví, eres la razón de mi sonrisa y mi despertar, eres la luz al final del túnel, eres bueno, eres mi verdadero amor, eres el regalo mas grande que la vida me dio. 
Y Recuerdo el sueño de anoche, anoche volví al pasado por unas horas y me sentí bien contigo. En mi sueño todavía éramos dos niños sentados en aquel sillón rojo, en la galería de la paz y el amor. Anoche estuvimos solos, besándonos, controlando el deseo de vernos desnudos entregados al cariño, abandonando lo que queda de inocencia para ser uno. Unidos en cuerpo y alma,  diciendo todo y nada, callando para disfrutarnos como lo hicimos anoche abrazados en aquel sillón rojo, con la música sonando, fotografías, besos, mimos y algo mas… 
En aquel sillón rojo te vi por última vez, y te ame como nunca, luego dijiste “adiós” y juro que me dolió, pero respete tu decisión creyendo que te volvería a ver y espere tu llegada, pero nunca ocurrió.  Entonces opte por olvidar, pero sin darme cuenta seguías viviendo en mi, entre recuerdos y sueños, te llore noches enteras, te sufrí como nunca y sin embargo no me acuerdo por cuánto tiempo. Tal vez has estado presente siempre y el dolor se volvió ameno, o quizá la vida paso tan rápido que no caí en cuenta de que te había perdido, no lo sé y no lo sabré porque en un suspiro olvide mi sufrimiento, lo reemplace con la memoria de días de alegría y pureza. Mi subconsciente te abrió sus puertas para que a escondidas todo este amor descansara en un sueño profundo que solo tú podrías despertar. Y así fue, porque estas aquí, queriéndome o amándome, no lo sé, no estoy segura de lo que sientes realmente y no quiero saberlo… me confundes y me frustra, te veo y ya no quiero estar a tu lado como novios, tal vez tampoco como amigos, porque tus idas y vueltas no me atraen, ese juego de niño tonto no es divertido. Quizá ya no soy yo, quizá he renunciado y decidido dejarte pasar, quizá me he dado cuenta que todo aquello sin querer fui matándolo poco a poco y hoy pasaste silenciosamente a ser uno mas… y borre tu número, elimine mi registro de llamadas, mensajes de texto y de WhatsApp, para que la tentación de escribirte no me carcoma la cabeza, para ya no dedicarte mis poemas y así engañarme aún mas de que quiero perderte.
 Aunque no llegue nunca a odiarte liberare mi alma y el corazón espero que algún día lo comprenda, y me de permiso de arrancarte de el, porque me ignoras día a día y me matas, me obligas a echarte de menos, a pensar en ti y desear una señal de vida y quedarme quieta esperando que ocurra y no pasa, no me buscas y eso no me hace bien, mi teléfono suena y anhelo que seas tú, pero no, y me entristezco mientras intento sentirte cerca estando tan lejos. 
Termino estas líneas contradiciéndome, dejando por asentado que te ame, que te amo y te amare eternamente. Que siempre serás parte de lo que soy y te agradezco el amor que me has brindado estas últimas semanas y aunque sé que jamás leerás esto, aún así me despido y te deseo felicidad.
 Hasta nunca amor mío.

 

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