Son esas mañanas y tardes con un mate en la mano donde aprecio tu sonrisa
y tu figura se me hace tan paterna
aunque en medio de reojos, en medio de todos tus cambios se me hace difícil mirarte porque es doloroso
pero estás ahí, con tus pensamientos nulos, con tus palabras que tienen un significado para vos
pero para el mundo hablás en otro lenguaje
¿y qué hago, si a veces el mirarte o verte en tu forma es tan cruel para mí y para la gente que te quiere?
¿pero cómo luchar o cómo decirte que te lastimás a vos mismo, cuando vos ya te ves y preferís quedarte así?
decime qué hago, si te paso otro mate más o te doy el sermón de hija
que a veces es tan ausente como presente
como aquel invierno que nos conecta o aquella primavera que nos complementa
pero aun así me pregunto si esas tardes serán suficientes o si aquellas mañanas se quedarán cortas
¿Aun así será que hoy tengo que abrazarte más fuerte porque mañana podés desvanecerte?
pero así seguimos, tomando mates mientras nos pega el sol, mientras el vientito de la tarde nos recorre las mejillas
al mismo tiempo me invade el enojo de no poder hacerte cambiar de parecer, pero prefiero pasarte otro mate
mientras que en silencio ves que algo me duele o me molesta, pero sos astuto y sugerís cuáles son los causantes de mis problemas
(aun sabiendo que la causa es que te lastimás a vos mismo)
y así seguimos
pasándonos el mate tapando con sorbos nuestra presencia con un silencio que nos ausenta
y así preferís ignorar todo y seguir tomando un mate para que cuando tu ausencia llegue
tenga en mi memoria tu figura presente
como a la vez tan ausente.
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