Son ya las dos y media de la tarde en este domingo soleado,
el futbol esta a todo lo que da,
a mí no me interesa quien juega o cómo va el marcador.
La gente pasa alegremente y distraída,
cada quien en sus cosas, cada quien con su vida.
Yo solamente espero, no sé, no me interesa el clima, los partidos,
las muchachas que pasan veloces por la banqueta, ni su risa contagiosa.
Solo espero a que tú me llames, no sé de ti desde la tarde de ayer,
ya extraño tu mirada alegre, esa risa que llena mis sentidos,
tu presuroso paso a mi lado y mi taza de café.
Me consuelo escuchando a Eugenia León, a la Pineda,
releo los poemas que ya te escribí, corrijo estructuras, remarco conceptos,
me distrae el canto de Palito Ortega cuando dice
“por eso y por muchas razones te quiero”, y aún no se de ti.
Sigo esperándote sé que vendrás hoy a mí.
Es domingo y no estoy triste por encontrarme solo,
sé de cierto que te tengo, que tú eres mía, que yo soy tu amor.
Estoy verdaderamente seguro que te amo,
pues veo el día alegre, alegre como se encuentra mi corazón.
Me encuentro como siempre en esta terraza del café en donde un día tú y yo nos conocimos,
hay por ahí una alarma de un auto que no deja de sonar,
no me perturba, solo la escucho.
Sale un olor tenue a comida que preparan al fondo en el restaurant
que trae nuevos recuerdos de ti,
de la comida que amorosamente siempre preparas
y de un aromático café.
Escucho la Canción de las Simples Cosas,
cuando dice en la voz de Mercedes Sosa:
.... por eso muchacho no partas ahora soñando el regreso, el amor es simple y a las codas simples las devora el viento...
e inmediatamente después dice Serrat:
…como un ladrón que acecha detrás de la puerta, te tienen tan a su merced, como hojas muertas…
y es entonces que caigo en la cuenta que ya ha pasado más de una hora
y aún sigo aquí esperando por ti, con tu recuerdo en mis manos,
en mis sentidos, en mis labios.
Ahora no sé si vendrás, si te ha pasado algo,
el celular no trae noticias tuyas, permanece mudo.
Me consuela saber que de un momento a otro estarás aquí;
presurosa llegaras, el sonido de tus sandalias me alertara.
Tu perfumado cuerpo, tus finos dedos, tus dulces labios siempre míos,
y tus autenticas uñas de sal; estoy seguro que me recompensaran.
© Armando Cano.
- Autor: Armando Cano (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 19 de septiembre de 2010 a las 18:09
- Comentario del autor sobre el poema: Es una Narración de hechos reales.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 158
Comentarios5
Armando que delicia ir leyendo linea a linea, todo tan bien detallado y la espera que tendrá la recompensa, todo inspirado por el amor y no importa el tiempo que tenga esperar. Me encanta leerlo.
un abrazo cordial.
Saludo Armando: Sabia y agradable manera de recrear la espera, creo, Armando, que ya no me comeré las uñas ni sangrarán mis dedos..., aun cuando siga allí, "esperando por ELLA, con SU recuerdo en mis manos, en mis sentidos, en mis labios..." Maravillosa la lección de un texto limpio, impecable y muy grato..., te felicito, recibe un cordial y cariñoso abrazo...!
Si amor, como siempre te esperé, te extrañe adorandote, y mirando distraidamente por el rabillo del ojo a esas chicas pasar.
He tomado café algunas tazas solo, y sólo por esperarte, por saber que tú vendrias.
Te he esperado por que sé que llegarias, como siempre a las prisas por estar ya a mi lado, todo eso lo pense...Acostumbrarme es dificil pero yo ya lo logré.
Poeta, la Rosa de Tu Jardin,
abrirà sus misteriosos pètalos.
Que màs da. Si la espera,
se convierte en una eterna primavera
Claudio
DESPUES DE ESTE BELLO POEMA SEGURO LLEGARA LA RECOMPENSA A TU ESPERA .MUY BELLO .LUCERO
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