Una charla con mi alma
Me abordo un pensamiento
Entre nubes de invierno
En plena primera de mi vida,
Sentado a un costado de mi alma
Hablaba con ella a solas,
En el silencio misterioso
De las verdades
Que confabulan sigilosamente
Como efecto alquímico
De mi conciencia;
Adherida a mi corazón
Y a la lógica cautivante
De mis intereses.
Tengo presente en mi mente
La maravillosidad virtuosa
Con que se viste la existencia.
Veo atreves de mis ojos
Y sé que mi alma huele a incienso;
Ahora que aquí la tengo,
Sé que mis huesos son de tierra;
Son de Agua, son de viento.
De lágrimas que agrietan,
Que limpian, purificando
Ese sentido ilógico de limerencia.
Que me vuelve amante
De toda construcción cósmica
En el universo infinito.
¡Amante de la vida!
Capaz de acomodar mi vista
En la finura exquisita de las hojas.
Pintarlas en mi mente
Experimentando un vuelo
Que me acerque al cielo lluvioso,
Y que un parpadeo se despeje
Para descubrir el horizonte orgulloso.
Donde cantan las hadas, los grillos
Y mariposas pintadas de arcoíris.
Como paleta de sabores, dulces y deliciosas;
¡Como el dulce nostálgico de feria!
Cañal de alegría pintando sonrisas,
Sentado con mi alma vestida de vida,
Suspiro profundo para beber la brisa
Que me ah congelado en un estado
Casi nirvanico e inefable.
¡Oh, caricias de la vida!
¡Oh pensamiento mágico!
Acordes melódicos flotando en el aire…
Germinando la flor del pensamiento.
Es mi centro un receptáculo
De emociones Constitutivas
De luciérnagas que alumbran
Desmesuradamente el centro de mi alma,
Con la que esta noche platico
Tranquilo y en calma.
La luna romantizando el momento,
Levanta el telón al pensamiento,
Para que la voz de mi alma
Entone este sublime rezo.
”No hay razón sin tomento,
Como no hay nubes sin un cielo,
O arreboles sin un sol, sin nubes
O la vida sin un ser supremo”.
Hay mi alma que me acompaña,
Es mi corazón quien hoy te abraza,
No sé cuando volveré a verte;
Sin embargo nunca dejo de sentirte
En las entrañas de mi ser.
Templo sagrado, morada perpetua,
Que se ilumina a diario
Con la alborada al amanecer.
Si la luna nos permite otra noche,
Dichoso me sentiré,
Acomodándome a su lado.
Repetiremos los suspiros,
¡Por estar enamorados!
De la vida y la existencia de los mares;
De los árboles y de los pinos;
De las montañas gigantes.
¡De la gracia que reviste la maña!
Y la calma con que se despide el atardecer,
En bellos ocasos que siempre pintaran
El más sublime paisaje.
Como preludio al romántico anochecer.
- Autor: Oscar Pacheco (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de julio de 2022 a las 18:15
- Comentario del autor sobre el poema: es un poema de corte filofico-reflexivo que deja entrever la percepcion de la vida
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 70
- Usuarios favoritos de este poema: Daniel García, alicia perez hernandez, Jota Isak
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