Nadie contaba horas del día
pues reprimíamos lo soñado
y retorcíamos nuestra fe
porque no queríamos envejecer.
Pero ahora, en compañía,
todo lo que hemos reprimido
se abre paso en nuestra mente
y nos enfrentamos a la realidad.
Maldito sea el tiempo vivido
pues me resta el que me queda
viviendo y estando contigo.
Maldito sea el tiempo vivido
pues me roba la ilusión
del futuro a tu lado.
Cada arruga es el amargo
recordatorio del preso,
cada cabello blanco
testimonio del engaño.
Esperanza, ¿dónde te has ido?
¿Por qué nos has abandonado?
Sólo nos queda el presente,
cadena sin fin,
porque el tiempo nos atrapó,
no nos deja vivir.
- Autor: Esther Alba (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 2 de agosto de 2022 a las 05:57
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 39
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.
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