La vida no es color de rosa

Anne Black

CAPITULO 2

MI VIDA  A TU LADO

PARTE 3 

no obstante, aparece un hombre, que me propone un mundo distinto, aventurero, dulce y no puedo mirar para otro lado, porque capta mi atención y sus propuestas son tentadoras... parece sincero y me gusta, tengo sentimientos encontrados cada vez que me trata con ternura, despierta a esa chiquilla tonta que en el fondo todavía soy, me atrae su sencillez. Charlamos a diario y siempre me hace reír, su compañía es agradable cuando estoy sola y al término de cada conversación, me quedo esperando que llegue el siguiente día junto con su mensaje. Cuando al fin pasa me doy cuenta que se dibuja una pequeña sonrisa en mi cara, contesto según mi humor, haciendo el esfuerzo de que siempre sea de buena manera para no parecer fría o distante, aunque termina por ser cortante. Es curioso extrañarlo cuando no escribe, pensarlo más de la cuenta, el deseo de verlo, refugiarme en sus brazos, imaginarnos juntos, como si mi estatus fuese soltera... Entonces, pasa frente mío con esa mirada que hiela preguntando "qué hago" y respondo con un; - ¡Nada! Me mira, y me quedo pérdida por unos segundos mientras cruza de la habitación al pasillo, y del pasillo al comedor, llevándose con él mis pensamientos...

Comienza a aparecer la culpa, siento que lo estoy engañando con la mente, mi cuerpo ya no lo hecha de menos, mi cabeza esta con Alonso, mi corazón todavía sigue aquí, queriendo ganar una guerra, pero ya no hay esperanzas. Sin embargo el corazón es terco y sigue en la batalla, soportando desprecios, las ofensas y empujones, gritos y órdenes. Quiero encontrar algo que haga que quiera quedarme conservando la familia, esa sensación de gusto que genera seguridad y satisfacción, pero no, no queda nada. El está ahí, a un lado de la cama, durmiendo, y yo sentada del otro lado pensante, con el insomnio que no me permite aclararme, en un sin fin que me agobia como tonta. Porque es tan fácil decir adiós, una palabra y a vivir la vida, con mi niña... sin embargo, entiendo que no me animo a alejarlo de nosotras, tengo miedo de arrepentirme después y sea demasiado tarde para recoger los pedazos de una historia basada en un amor fiel e infiel, pero un amor en fin. Por otro lado, la curiosidad por ver a Alonso y saber qué podría pasar me mata, tal vez, sea lo que necesito, quizá Alonso sea el empujón que me hace falta para empezar de cero, no lo sé.

Siguieron pasando los días y el veintiuno de enero, fue otro día estresante, complicado desde que salimos rumbo al banco, la ansiedad estaba acechando cada vez que Mariano le gritaba a nuestra hija en púbico, apurando sus pasitos, casi arrastrándola. Intente conservar la calma lo más que pude, diciéndole que entendiera, que recién arrancaba a caminar, que es pequeña, que el día esta pesado y hace calor. Según él comprendía y no la apuraba... lo mire, respire profundo, le agarre la manito a Clara y seguí caminando. Estaba arrepentida de no haber llevado el cochecito, pero, el plan era ir en colectivo hasta monte grande, caminar cinco cuadras, llegar al banco, cobrar, salir, volver hasta la parada, tomar nuevamente el bondi y volver hasta casa. Caminar hasta loma verde para tomar otro colectivo que nos acercara a Burzaco, bajar en la estación y hacer dos cuadras hasta el gastroenterólogo. Esto último, no paso, ya que, tarde más de la cuenta en el banco... propusimos tomar un remis para llegar pero la espera era mucha, y el calor era insoportable, termine por no ir. Lo que más me enfureció fue caminar mas de veinte cuadras en lugar de tomar un colectivo que nos acercara, Clara estaba quejosa, lógico, estaba muerta de calor y con sueño, no sé por qué no fuimos hasta la estación... capaz para que aquel no arrancara con sus reproches, no tenía ganas de seguir discutiendo en la calle. Moderar mi tono de voz me cuesta horrores y finaliza con falta de aire, y ganas de llorar o gritar más fuerte, es algo insoportable de aguantar, no obstante en esa instancia no me queda de otra, es eso o parecer una loca histérica delante de todos que me miran al pasar...

Cuando llegamos a casa, automáticamente me puse a limpiar y ordenar un poco, prepare el baño para Clara y el agua para los mates, a él lo mande a comprar un yogurt, unas vainillas y un kilo de pan para más tarde. Saque a Clara de la bañera, la seque, le puse el pañal y la senté en su cochecito con una mamadera; diez minutos, y se durmió. En eso llega de comprar, deja las cosas y veo que no trajo el pan; la panadería estaba cerrada, así que le pedí que buscara otra en lo que preparaba la comida de los perros y les daba de comer, tomo dos o tres mates y salió. Pero antes, aproveche para charlar un poco sobre nosotros, y me quedo haciendo ruido que me dijera que si nos separamos no le importaría, me dejo sin habla, porque lo sentí sincero. En otras palabras me decepciona y entristece, aunque no sé por qué si honestamente, en el fondo siempre lo supe... Cuando se fue, continúe sirviendo los platos antes de que lloviera, fueron otros diez minutos, y a terminar de limpiar, otra vez la pava al fuego y a disfrutar de unos buenos mates en lo que no está.

Una vez que llegó, me levante, agarre a Clara y nos fuimos a la cama, le puse dibujos, busque mi teléfono y le escribí a Alonso. Le pregunte en qué andaba, y en lo que esperaba su respuesta puse música que me inspirara o me hiciera bajar porque tenía un humor de perro. Verlo con el aparatito las veinticuatro horas realmente me enoja; del Facebook al juego, del juego al Facebook, no me presta atención al hablar y eso me disgusta. Es chistoso hacer lo mismo y enseguida me reclame con ese tono de; - ¡loca, media pila, que te estoy hablando...! retándome como si fuese una nena chiquita, y me quedo observando con una expresión de; ¡qué caradura! Pero me cayo para no entrar en ese juego y discutir, ganar una causa pérdida, no lo vale.

Al día siguiente, me puse a recordar cuando salíamos a caminar siete días a la semana, a desconectar del trabajo, reencontrarnos un rato, y por qué no, a jugar haber quién levanta mas latitas de aluminio. También pensaba cuando llegábamos a casa, me acuerdo que enseguida preparábamos un té con pan, y comíamos, y tomábamos juntos, en el cuarto con la nena ya dormida, y con algún programa cómico en la tv. Después de eso yo me acurrucaba en él y me dormía en sus brazos, feliz, sintiendo su calor, su olor, y aunque suene estúpido sentía todo su ser. Así me dormía, protegida y con los angelitos, de verdad era dormir con los angelitos, no soñar, sino dormir con ellos, cuidándonos a los tres. Al despertar en la mañana era hermoso, porque despertaba diciendo "buen día amor", yo respondía preguntando cómo durmió, un beso, un abrazo y arrancábamos repartiéndonos las tareas de la casa. Al finalizar nos sentábamos a desayunar, otras veces dejábamos todo para después y uno de los dos traía el mate a la cama, según quién despertaba primero. Una vez que llegaba el primer perro, trabajábamos con la mejor voluntad, la música no faltaba, los chistes, las críticas a los clientes, las risas y el amor por el trabajo. Cuando el último perrito se retiraba de la peluquería, y una vez ya todo ordenado y limpio, salíamos los tres a caminar hasta monte grande, ida y vuelta, charlando, proyectando, señalando las latitas para levantarlas, riéndome porque le daba “vergüenza” que metiera la mano en los tachos de basura para agarrar una que otra. Se hacía el que no me conocía y se adelantaba mas allá... sin embargo, volvíamos con la mochila llena, compitiendo haber quién ganaba con el número de latas que había. Por lo general ganaba él.

Los domingos era casi una rutina caminar desde casa hasta Lomas de Zamora, al principio se cansaba rápido y hacíamos varias paradas, naturalmente, no cualquiera camina quince kilómetros de ida y quince de vuelta. Pero se disfrutaba y la nena la pasaba lindo.

 Como cada noche compartir un té era mi parte favorita, aunque, hoy todo eso cambio, viene a dormir de madrugada, ya no nos acurrucamos, ya no nos reímos, ya no hay una taza de té en mi mesita, ni en la suya. Ahora estoy con la nena a medio dormir, conversando con Alonso, buscando algo para mirar o que haga ruido, él que se queda arreglando algún aparato, lavando los platos, cocinándole a los bichos para el otro día, jugando a su juego. Me duermo sin un beso, ya no duermo con los angelitos, caigo rendida con el recuerdo y sueño echándolo de menos. Por la mañana lo mismo, me despierto, me levanto primero y comienzo, por la tarde con suerte no discutimos, y cuando aparece nuevamente la noche me quedo con las ganas de que se acueste a mi lado y todo sea como antes, pero no, él sigue en su mundo y yo me quedo extrañándolo de nuevo.

 Alonso aparece nuevamente en escena, pero yo quisiera que sea él quién me acompañe hasta quedarme profundamente dormida, me gustaría que la ternura que Alonso me regala fuese suya, los detalles y la consideración cuando me siento mal, los chistes e importancia que le da a mis tonterías, todo. Como aquella vez que Alejandro hasta el último momento lucho por conquistarme, remo hasta el cansancio, hasta que comprendió a la fuerza que era inútil, que mi corazón, mi mente y mi cuerpo estaban con él. Alejandro era un muchacho que había conocido por internet, éramos amigos y hablábamos a diario por horas, a veces toda la noche, durante cuatro años, hasta que se enamoro e intento todo, pero decidió rendirse y buscar su camino independientemente de mi He notado y valorado el cariño de otras personas, sin embargo, a mi parecer son tonterías que me desagradan, y a la vez, muero por que Mariano fuese así, que me enamorara con dulzura y entrega, sin detenerse a pensar.

Los días pasan y yo, siento distinto, descubro sentimientos nuevos y resuelvo misterios que hasta hace poco no encontraba solución, lo veo a Mariano y todo lo que noto es un hombre egoísta, machista, desagradable, pesado, repetitivo y eso ya me agota. Estoy entendiendo que realmente no me duele separarme porque todavía lo amo, no, me duele que aquella persona que conocí se desvaneció, que ya no somos los de antes, ya no tengo diecisiete, ni él veintitrés... mis casi veintiséis años están empezando a notarse en mi forma de pensar y de creer, en cambio, a Mariano se lo ve más negativo, menos tolerante, solitario o más que antes, y no consigo encontrar aquel muchacho que me generaba confianza y ternura. Se fue y lamento reconocer que con él se fue mi amor, suena horrible, lo sé, pero se fue y no queda otra cosa que no sea el duelo, no puedo escapar del dolor porque no deja de ser una pérdida, y hoy puedo entenderlo, empiezo a sentirme lista para entregarme a el, para llorar lo que tenga que llorar, para sonreír a pesar de mi sufrimiento, no quiero que se note que mi corazón esta hecho pedazos, para que aquella niña no pierda la sonrisa por mi, que no se apague esa lucecita que ilumina mi alma cada mañana, que me hace fuerte y llena de esperanzas.

 Me veo ridícula llorando con el recuerdo en mis manos, el cielo a punto de caerse en una tormenta, pienso en una simple caminata desde la estación de monte grande hasta boulevard buenos aires, pero me detengo justo después de cruzar la barrera, en la calle "guillón" y sufro con su imagen, por nosotros, por el amor que le tengo o le tuve, aún no lo resuelvo. Nos miro desde arriba y aparece una profunda tristeza en mi alma, una resignación y entrega al destino que nos separa y no puedo a hacer nada para evitarlo, entonces, echo de menos cuando nos conocimos y le dije por primera vez en la segunda cita que lo amaba y me miro con sorpresa. Avergonzada intentaba esconderme, pero tuvo la amabilidad de fingir distracción... así que quedo ahí, como si no hubiese dicho nada y seguimos charlando. Hoy lo analizo y quién lo hubiese dicho, que ese día estaba firmándole mi vida, entregándosela por completo para a hacerla pedazos, quién me hubiera advertido que hoy estaríamos separándonos, pero no una separación temporal como cuando éramos novios, no, esta separación es de verdad, es un boleto únicamente de ida, por eso, no puede ser precipitada, tiene que ser con firmeza y total seguridad.

Estamos a una semana de nuestro aniversario de casados, y sería lamentable separarnos para entonces, pasar mi cumpleaños dando explicaciones de dónde está, no soportaría por mucho tiempo; el aniversario y mi cumpleaños están tan encima uno del otro que me arrepiento, porque nunca llego para entonces con ánimo de hacer algo, y aguantar los reclamos de mi madre de por qué no, me molestan de ante mano y para mi suerte tome la decisión mas absurda de pasarlo con ella en su casa, una mas de mis tontas ocurrencias, festejarlo allá, ¿con lo mal que esta todo con él? Sin duda fue muy estúpido, era una obviedad que sería un día desastroso, que disimular que todo estaba bien no era tarea fácil y menos si ninguno estaba dispuesto.

 En el aniversario no me enfoque ni un segundo, si bien, me hubiese encantado festejarlo en algún restaurante, caminar un rato bajo las estrellas, ir a un lindo sitio donde pasar la noche, solos, tranquilos. Pero ya no me importa en lo absoluto, no voy a fingir algo que no hay, no quiero ser hipócrita o que Mariano lo sea. Para qué, por qué, con qué objeto si al día siguiente se acaba la magia y todo vuelve a tornarse como siempre. Dejo de ser prioridad y paso a convertirme en cenicienta pero sin príncipe.

Afuera llueve y quiero llorar hasta quedarme dormida, necesito limpiarme por dentro, sacar mi angustia, hablar con alguien, solo hablar, no quiero escuchar, estoy cayendo lentamente tres metros bajo tierra y necesito un oído antes de que se apague la luz, estoy muriendo en vida, sola en las manos de un monstruo que me hunde en depresión. Tengo miedo, preciso de esos abrazos fuertes que me daba mi madre cada vez que llegaba del colegio llorando, enojada, por el Bull ying que recibía, sus abrazos me cargaban cuando quedaba sin energía, era una niña indefensa que solo buscaba ser aceptada. Crecí con el odio y el rencor, me cerré al cariño y creí que no lo merecía, la soledad fue mi amiga, mi apariencia mi enemiga, la pena es la misma, es por eso que esperaba que cerca de Mariano sanara o cesara, pero en su lugar creció y yo me fui haciendo pequeñita, pisoteada en frío, humillada y escupida con palabras hirientes, creyéndome inútil e inservible.

 Es irónico y doloroso ver y escuchar a mi madre tomándome de buen ejemplo, creyéndome fuerte, de pie, haciéndole frente a la vida... si supiera que su hija esta muerta, respirando sin sentido, derrotada, alejada, sola, allá, en un rincón buscando vaya a saber por Dios qué busca, no lo creería.

Ahora me encuentro a un costado de la cama esperando la inspiración, con Alejandro Sanz de fondo, un matecito y el sueño que de a poco me va ganando. Todos duermen, por no ser la música sería todo silencio, pero tengo ganas de escribir y ahora que suena Montaner ayuda a continuar. A la vez, no encuentro qué decir, mi atención está en que son las cinco y veinte minutos de la tarde, y Clara todavía duerme, como madre primeriza me preocupa que solo haya tomado una mamadera con pan con dulce de leche, y que se salteó el almuerzo. Ni hablar que quién la duerme a la noche... no estoy segura de llamarla o dejar que se despierte sola, porque los berrinches y la histeria de los dos años ya están asomándose y se pone realmente insoportable, los caprichos, gritos y nervios me dejan en un estado de locura; - ¡Quiero ahorcarla¡ hasta que de repente me mira y se sonríe, justo en ese momento el enojo se va y lo único que siento es amor, mucho amor por ella. Y nuevamente arranca a gritar, a revolear el chupete y a buscarme la pierna para morderme, yo pego el grito y la niña me desafía alzando más las voz, con sus pelos locos, parados, cara enfurecida, se podría decir que parece hija de chucky...entonces, se escucha una vocecita suavecita que me mira, y me habla; "ta, ta, ta..." su carita que se transforma en un ángel con una sonrisa, y una vez más, me muero de amor, me siento la mujer mas feliz del mundo, me vuelvo fuerte y agradezco a Dios por mandarme a mi chiquita. La observo y me pregunto cuándo fue que se hizo tan grande, tan inteligente y cada minuto mas bella. Entonces me acuesto a su lado y me duermo abrazándola.

En la noche volvimos a discutir y estuviste a punto de salir por esa puerta para no regresar, por fin escuchaste mis súplicas, habías lavado el bolso y solo faltaba que secara, en lo que eso pasaba y mi pecho se llenaba de desespero y mis ojos de agua, quise razonar contigo, pero no me daba cuenta que de a poco estaba dando el brazo a torcer y rogando que no te fueras, que te quedaras conmigo. Mil imágenes pasaban por mi cabeza que se perdían en el viento sin conseguir sujetarlas, se estaba acabando lo nuestro, y no ibas a hacer ni el mínimo movimiento para que no sucediera, no sé cómo pero todavía sigues aquí y me reconforta, me entristece y me genera ansiedad. No quiero perderte pero tampoco quiero seguir a tu lado, así no, de esta manera no me sirve, no me suma, me resta y arroja al abismo. Y aún así continúo encontrando motivos para amarte y para reflexionar y quedarme aquí contigo, no se cómo le haces pero eres mi destructor y mi apoyo a la vez. En ti descanso cada vez que el fracaso me acorrala, el miedo me gana y la patética sensación de no ser capas de conseguir pasar un examen de la universidad. Pero cómo evitarlo si la mayoría del tiempo veo en mí una persona inútil, ignorante, inculta, cobarde. No creo ser lo suficientemente apta para conseguirlo y eso me lleva a querer abandonar y el qué dirán me detiene a terminar de completar mi renuncia a nutricionista. Y otra vez, agarro los libros, leo, busco la parte de las consignas, las empiezo a leer detenidamente, y busco en el cuadernillo cada respuesta; la guía de estudio contiene 5 unidades, la primera y segunda unidad de la introducción de nutrición las tengo hechas, al igual, que las de historia. (a comparación de mis compañeros llevo un avance extraordinario) de nutrición gran parte de lo que he hecho lo he comprendido sin mayores dificultades; historia, cero. No me gusta, no la encuentro atrapante, me aburre y me distraigo en cada oración, mis ojos están ahí en cada párrafo, pero mientras leo pienso en estupideces hasta que termino y me doy cuenta que no he prestado ni la mínima atención, y comienzo de nuevo y otra vez ocurre lo mismo... no consigo interpretar lo que leo, desarrollar lo que he entendido es casi imposible, mi nivel de comprensión es terriblemente bajo, me frustra, me avergüenza, me angustia. No quiero fracasar. Mariano le pone onda y me intenta ayudar cuando se lo pido, de a dos es más fácil y me concentro un poquito más... de cualquier forma entiendo que no es la idea molestarlo, a pesar de que aprovecha y tira como comentario "que también se va a recibir de nutricionista a este ritmo". Sé que es en modo de broma, no obstante me hace sentir humillada y el odio hacia mi misma crece un poco más, odio o enojo no se que sea... estoy llena de dudas no sé si lograre pasar, de no ser así tengo otras opciones, como seguir escribiendo e intentar que se publique mi primer libro, no pretendo hacerme millonaria, pero sería una enorme satisfacción, ya que, desde pequeña quise dedicarme a escribir pero nunca tuve el apoyo que en su momento al ser menor de edad necesitaba.

Hoy viernes, once de febrero, tenía una clase virtual de historia (de 09:00hs a 11:00hs) ingrese al zoom veintitrés minutos tarde y creo que dure media hora conectada, en ese lapso pregunte qué relación había entre la historia de la universidad y la carrera de nutrición, que políticamente el adoctrinamiento era obvio, y que no estaba dispuesta a someterme de tal forma para lograr ingresar a la Licenciatura, dos minutos después de escuchar una respuesta muy peronista decidí salir, también tome la decisión de abandonar el ingreso, pero todavía no salgo de los grupos de WhatsApp, ósea, todavía estoy con la duda, no estoy muy segura de mi decisión, si bien, comprendo que la carrera me interesa, me atrapa, no veo sentido esforzarme si no pongo de mi parte para pasar el examen de historia, de una u otra manera estaría desaprobada... el ingreso tiene tres materias; Introducción a la nutrición, historia y métodos y técnicas. Ambas tres tienen que estar aprobadas para ingresar a la carrera, de lo contrario estoy fuera. Quiero hacer los exámenes, pero estoy entre, la vagancia de leer y el susto de la cantidad de contenido que tengo que tener aprehendidos o en el peor de los casos leídos, reconozco que detesto leer si no me interesa el tema, que prefiero escribir, me gusta más, es terapéutico, y siento que mi rumbo va más por este lado. Los números me fascinan, pero tampoco creo que sea el camino, la realidad es que el estudio es mi enemigo, nunca me cayo bien, a veces opino que no me sirve de nada, otras veces viajaría al pasado y me diría a mi misma; - ¡Estudia, es la puerta a un futuro lleno de oportunidades! Y por último llego a la conclusión de que el pasado no se puede modificar, el presente sí y el futuro es lo que construya actualmente; puedo llegar a ser una nutricionista excelente, una escritora reconocida o una buena contadora. Quién sabe.

Abrí mi bloc de notas para recordar en que punto me quede, siendo las tres de la tarde, esperando la tormenta que se viene allá afuera, gozando del viento fresco que entra por la ventana de la cocina, antojándome de un cafecito, mirando; "el vuelo 93" sin prestarle atención, la nena que duerme en un costado, los perros que están medio alterados, me acorde de Alonso que se esfumó en un abrir y cerrar de ojos, se despidió y hasta el día de hoy no supe nada, al principio pensaba en él, hasta extrañaba sus mensajes, pero comprendí que el alejarse me ayudo a percatarme de que no existía sentimientos de amor, el trato tan delicado para conmigo me llevo a la confusión. Estaba agradecida por ser tan atento y tierno, no era más que eso, una enorme y sincera gratitud. La realidad es que su inseguridad me molestaba mucho y me parecía muy pesimista así que fue mejor perder el contacto, honestamente jamás nos veríamos y mucho menos existiría algo entre nosotros. Me gustaba la idea de conocer a alguien que me ayudara a terminar mi matrimonio sin sentirme sola después, no obstante fui sincera conmigo y reconocí que con Mariano me hallaba enojada, triste, decepcionada y aún así todavía estaba el amor vivo, nuestras metas van de la mano, aunque en distinto orden; él pone en primer lugar un auto y yo vivir mas cómodos, arreglando la casa y separando la peluquería del resto.

 No digo que las diferencias entre nosotros se acabaron, pero, por lo menos no peleamos tanto, aunque algunas veces me gustaría arrojarle un palo por la cabeza, tomo aire y respiro profundo, cierro los ojos, los abro, lo miro y sigo de largo.

Días después, sin escribir, buscando el tiempo para hacerlo continúo hoy; jueves diecisiete de febrero, diez y cuarenta y tres minutos de la noche, con la vista cansada, mis ojos que luchan por seguir abiertos, mis ganas por dormir y a la vez por redactar un poco lo que he vivido en estos últimos días, me acuesto y arranco con la facultad. El catorce tenía mi segunda cursada presencial, era clase de bioquímica, mas que nada el objetivo era para que los estudiantes se quitaran todas las dudas. Había que estar a las nueve de la mañana, y como toda novata decidí salir temprano por la hora pico en la estación de trenes, el tema es que le calcule mal y llegue a Escalada una hora antes; - ¡me quería morir! Pero ya estaba ahí, sola, chateando con mis compañeras que se reían de mí por calcularle tan mal al tiempo. Aproveche la hora extra y busque un kiosco para comprar algo para desayunar, (un café con un alfajor) y seguí camino hasta el puente que esta cruzando la plaza, me senté a esperar que llegara Mabel y Tamara para ir juntas hasta la UNLa, mientras eso ocurría tome mi café y revise mis notificaciones en Facebook, hable con Mariano que me iba contando que hacía Clara, y revise un poco lo de química para no estar tan perdida en la clase.

Cuando llegaron las chicas esperamos un rato a que llegara Dafne pero se hacía tarde así que, decidimos caminar hacia el instituto... cuando llegamos, entramos al salón, los profesores arrancaron con la presentación y prosiguió con la materia, realmente fue una clase exitosa, salí con mas información de la que ya había adquirido del libro.

A la salida nos encontramos con María y con Dafne, a mi me urgía un baño así que salude y me puse en campaña para encontrarlo... una vez que salí Dafne ya se había ido, con las demás habíamos quedado en quedarnos para estudiar y corregirnos entre nosotras las actividades, Maby pregunto en el grupo de la comisión si alguno quería sumarse, pero, la mayoría no respondió. De cualquier forma la idea original era con nosotras cuatro porque ya Dafne había avisado que no podía, así que entre las correcciones, críticas a la universidad, risas, el paseo por todo el campo hasta encontrar la biblioteca, mas carcajadas, las burlas hacia mí por lo ocurrido en el zoom de historia; vale destacar que la relación entre ésta y nutrición no me lo respondió, se enfoco de forma alterada a contradecirme justificándose en que "forman nutricionistas con conciencia social". Deje claro que no me parecía ético ni moral y me fui. Cuando entre al WhatsApp de lo único que se hablaba en el grupo era de mí, y gracias a esa simpática charla me gane como seudónimo "la anti-doctrinada". Sin embargo reconozco que fue un momento agradable.

Nos quedamos hasta eso de la una, (la clase termino a las once) una vez que visitamos la biblioteca salimos para la estación, seguían las burlas y las carcajadas hasta el puente, subimos las escaleras y nos dirigimos hasta las del medio para bajarlas y llegar al andén para tomar el tren que iba hasta Ezeiza, que casualmente justo llegaba, pero, había quedado con Mariano que venía a retirar un pedido, así que me tocaba esperarlo y volver juntos... las muchachas subieron en el siguiente que las llevaba hasta Temperley y de ahí tenían que esperar otro que fuera hasta Varela. Por suerte Mariano llego con Clara cuando las chicas subían, me despedí de ellas y mientras observaba caminar a Mariano con la nena para cruzar hasta donde estaba yo, gritaba el nombre Clara, lo grite unas diez veces, hasta que me vio y me sonrío sin dejar de caminar y de mirarme. Cuando cruzaron la agarre y entendí que mi ausencia la había sentido, en un abrazo fuerte, un beso, otro abrazo, realmente me había extrañado, nos sentamos en uno de los bancos a esperarlo en lo que retiraba el encargo, y en la espera Clara me acariciaba la cara, los ojos y las pestañas, se reía cuando fingía que me dolía, y yo sonreía al escucharla reír. Una vez que Mariano vino, le descubrí dos chocolates, no pregunte y se los saque de la mochila dándole las gracias, estaba hambrienta así que no me fije ni en las calorías que tenía, para colmo estaba caluroso, era otra excusa para apresurarme y comerlo. Clara obviamente también estaba apurada en que le de, y como era de esperarse se lleno de chocolate, no me percate de la mugre que se haría y no tenía con qué limpiarla, de igual forma parece que ella ya tenía planeado con que limpiarse porque termine cubierta de chocolate y algo más. Al llegar a casa, comimos algo y nos fuimos a hacer una siesta, realmente estaba fundida, necesitaba descansar unas ocho horas para recuperarme de la mala noche anterior, pero, con Clara eso no es posible, con suerte dormimos dos horas, de lo contrario, la chiquita no duerme hasta las tres, cuatro, de la mañana y me toca quedarme con ella.

Los libros ese día no los abrí, los apuntes quedaron igual de guardados, hasta el otro día no quise saber mas nada. La verdad es que acepte que no me gusta la carrera, no era lo que imaginaba o tal vez haya sido lo cargada de política que está, y que así será los cinco años que dura, hasta ahora el ingreso no habla mas que de política zurda pero no voy a escribir con detalles, no me interesa hablar de eso, el punto es que me desanima y me provoca abandonar, sin embargo si abandono me sentiría un fracaso, otra vez no lo logre, otra vez me encuentro sin rumbo. Y todo aquello que presumí, que advertí, se vuelve mentira. Tengo sentimientos encontrados de nuevo y no se como sobrellevarlos, me preocupa qué piensan los demás y me obligo a seguir luchando hasta el día del examen y que sea ahí dónde se defina. La gente me estresa y quiero escapar a un sitio donde este sola, no quiero tener contacto con nadie, no soporto la sociedad, me altera. Quiero ser yo y nadie más, soñar con mi cabaña alejada de la ciudad, un amanecer hermoso entrando por la ventana de la cocina en lo que preparo café, el frío, un abrigo que mantenga el calor en mi cuerpo, la chimenea encendida, el silencio habitando por doquier, un papel y una pluma esperándome en mi escritorio para ser transformado en lo que vaya hacer. Cada vez que imagino ese momento siento que para allá voy o pretendo y quiero llegar para sentirme realizada, mi camino es ese no tengo dudas, sola o con lo que ya he construido con Mariano pero sin perder la calma y el rumbo. El estudio jamás fue lo mío, estar rodeada de personas en un aula es aterrador, lo admito, acepto que la vida social no esta hecha para mí porque así lo decidí desde muy pequeña y aún lo mantengo, sostengo que mi círculo social es muy chico solo cabo yo en el, me gusta, me encuentro en paz y segura. Sin embargo no dejo de sentirme mal por rendirme, estoy completamente segura de que no pretendo seguir esta carrera, que me agrada pero no lo suficiente para dedicarme profesionalmente, soy consciente de que todavía no encontré nada que me haga perder el sueño, y es la razón por la que siempre me retiro antes de terminar, no me vuelve loca ninguna de las metas que me propongo, arranco con entusiasmo y a la mitad del camino o a tres cuartos me aburro, le pierdo las ganas, y de nuevo desaparezco. Supongo que ya nadie me cree cuando hablo de mis proyectos, la mayoría que me conoce podría apostar que tarde o temprano me volveré a estancar y es muy posible que ganen la apuesta, pero, no lo hago apropósito, simplemente todavía no descubrí que quiero hacer de mí.

Mariano dice que no tiene nada de malo, que lo que piensen los demás no es asunto mío, que lo importante es lo que crea yo, que si no es nutrición no importa, será contabilidad o tal vez tampoco, si es canto o teatro o ninguna de las dos esta bien, lo que interesa es lo que me haga bien, y realmente lo que me hace bien es escribir, lo haga perfecto o lo haga mal, pero esa pasión que surge cuando escribo no se compara con un título universitario. No lo cambio por una juntada en la casa de alguna compañera para estudiar, mucho menos por cuatro horas frente a un profesor que parlotea sin respiro y nadie entiende nada. No, honestamente no lo cambio. Es cierto que muchas veces no me salen las palabras, no hay inspiración y puede pasar semanas e incluso meses, o hasta años sin que escriba un párrafo, también suele ocurrirme que salen todas juntas y cuando sucede y termino queda archivado, allá, en un cajón, no pasa de ahí y otra vez pasa el tiempo hasta que nuevamente siento deseo de despertar esa escritora que se esconde en mi. Aunque decir escritora suena algo fuerte, no me considero de esa forma, simplemente soy una chica que escribe lo que no puede decir o no se anima a decir, que vuelca en un papel sinceridad, tristeza, alegría, múltiples emociones y miles de sentimientos. Pero que lo hace con amor y gozo. Otra realidad es que no me sale nada cuando estoy bien, es necesario sentirme triste.

Ahora tengo en la cabeza que tengo que estudiar, no creo llegar con el tiempo pero tengo que probar, Clara se acaba de dormir y sería un buen momento, el asunto es que hoy me levante a las 07:00am, organice la casa para salir a las 10:00 para la estación de Guillón, tomar el tren, bajar en Escalada, subir las escaleras hasta el puente, bajar y encontrarme con las chicas para caminar hasta la universidad. Llegando al aula, fueron dos horas de historia; Perón esto, Perón aquello, etc. etc. Mi espalda me estaba matando porque los bancos son muy incomodos, ni hablar de las ganas de salir corriendo de ahí... la clase arranco a las once y termino una menos diez, cuando salimos fuimos al baño, del baño hasta el patio del lugar y de ahí caminar unos metros hasta los bancos con mesas para empezar el trabajo de métodos que era grupal y hay que entregar el dos de marzo, aproveche el kiosco que tenía enfrente y compre dos empanadas y un jugo baguio; (me sentí culpable cuando las termine) todavía me cuesta comer después de una dieta estricta de 350kcal por día por un año, me moría por ir hasta el baño y vomitar. Pero me contuve y seguí estudiando. Entonces entre las dudas y demás llega un muchacho que arranco hace siete años la Licenciatura de Trabajo Social a comunicarnos que él y un par más están dando clases de apoyo de historia, lunes, miércoles y viernes de dos y media a seis de la tarde, después de invitarnos a participar aprovechamos para quitarnos las dudas acerca del trabajo que teníamos encomendado, así que prácticamente nos dio una clase, la cuál fue interesante. Al rato propuse que cada una realice las consignas y luego comparábamos haber cuál era la más adecuada para entregar, por suerte aceptaron y nuevamente guardamos los libros y fuimos otra vez al baño antes de encarar hasta la estación, pasamos por secretaría para averiguar si había que volver a cursar las tres materias el siguiente año en caso de desaprobar cualquiera de los exámenes o si era posible recursar la materia desaprobada en lo que comenzábamos la carrera; efectivamente tanto nutrición como métodos e historia tienen que estar aprobadas para estar dentro. De ahí fuimos a tomar el tren, Ezeiza llego primero pero lo deje pasar porque venía lleno, en eso veo pasar por las vías a dos perros, me llamaron la atención, ¿qué hacían ahí? Los observaba mientras caminaban muy atenta, y cuando mire para mi derecha venía un tren, volví a girar la cabeza para ver si los perros ya habían cruzado, pero mi sorpresa fue el tren que venía también de ese lado, no tenían escape, sin embargo corrían intentando huir, me entro desesperación, para colmo cuando ambos trenes llegaron a la estación no se los vio mas, si los agarraron o no, no quería saberlo, estaba por ponerme a llorar hasta que escuche a una señora decir que lograron cruzar para el otro lado, me volvió automáticamente el alma al cuerpo, respire y exhale repetitivamente hasta que me relaje.

 Después de diez minutos llego el de Varela, ellas subieron y yo seguía dejando pasar trenes hasta que me canse y decidí aguantar el amontonamiento de gente. Conmigo sube un vendedor de sahumerios, la suerte no me acompañaba, entre la mezcla de los agradables olores de los pasajeros sumado el olor a jazmín que ofrecía aquel palillo se torno irrespirable, mi humor se torcía de mal a peor y no veía la hora de bajar… el problema fue llegando a la altura de Turdera porque siento que me empieza a faltar el aire, se me cerraba el pecho y la angustia estaba apareciendo, respire profundo una, dos, tres veces hasta que conseguí controlarme y llegar de nuevo a guillón, baje rápidamente y camine hasta casa, llame a Mariano para que me distrajera en lo que llegaba. Por suerte funciono porque llegue bien, salude a los perros, deje la mochila, lo salude a él y Clara que estaba más interesada en salir afuera, no me presto atención hasta que salí a buscarla. Mariano preparo el mate y yo traje unas galletitas para acompañar en lo que terminaba el cuadro de métodos para pasarles a las chicas por nuestro grupo de WhatsApp. Maby que también tenía terminado el cuadro, aprovechamos y comparamos, era maso menos lo mismo, falto Tamara que todavía no dio señales de vida, pero una vez que ella envíe el suyo ya podemos definir cuál enviarle a la profesora por vía mail. Seguramente mañana después de la clase de apoyo si no llueve, (porque esta pronosticado) definamos en persona, de lo contrario será por el grupo.

Despertando con la cabeza ya a mil, deseando que lleguen las fechas de los exámenes para terminar con esta tortura, buscando la forma de hacer trampa en historia o rogando que decidan hacerlo virtual, me levanto ansiosa y fastidiosa. Afuera que sigue lloviendo y la humedad que es terrible no me ayudan, los perros menos, Clara parece un zombi a pesar de que no hizo ni un minuto de que se despertó que ya esta haciendo macana, Mariano, bien gracias, todavía ronca literalmente. Como siempre la casa entera termina a mi cargo y no me queda mas remedio que limpiar, preparar el desayuno y en algún hueco estudiar... esto último no lo hice hasta la tarde-noche, igualmente a la hora largue todo, cero concentración y ganas. El encierro ya me empieza a afectar, llevo tres días sin salir y lamentablemente comienzo a necesitarlo, el tema es la lluvia que me lo impide. Salir con este clima es arriesgarme a que me roben sin sumarle que además de domingo estamos en un feriado largo, por ende, la gente no sale y se presta para que algún pibe se adueñe de lo ajeno. Acá se torna tedioso, las discusiones otra vez se están presentando, me preocupa no poder salir a ejercitar así que intento no comer, no consigo evitar sentirme y verme como si pesara lo que hace un año cada vez que como, y eso me provoca más ansiedad, inseguridad y hasta tristeza. Con Mariano no puedo hablar, o asume el papel de médico, o de juez, y cualquiera de las dos posturas me ponen mal.

Cuando se terminaron de levantar mande a Mariano a que hiciera los mandados, una vez que se decidió el almuerzo y paro un poco, fue a comprar para preparar una salsa, yo seguí con el desayuno y Clara se puso a jugar, en eso me acorde que no había azúcar, tuve que esperar a que llegara si quería tomar un té, o lo tomaba amargo, y tomar un té amargo es un chiste. Así que maldije un rato y me senté a leer en lo que observaba a la nena y fue mas observarla que lo que me concentre en la lectura, moría por tomar algo caliente y éste que no llegaba. No me sorprendería saber que se quedo charlando como suele pasar cada vez que sale... Como no me quedaba mas que aguardar, empezaron los recuerdos de Alonso, no tuve noticias hasta que de la nada apareció un mensaje de Facebook saludando por el día de los enamorados; imagino que le molesto verme con Mariano en mi foto de perfil, o le hizo gracia, que se yo. Cuestión que me saludo, le respondí cortante, como ofendida y quedo ahí. Lo último que me entere fue que volvió con la ex, una señora de unos cuarenta y pico. Además de la edad sé que se llama Roberta; hace mucho tiempo no escuchaba ese nombre, y siempre me simpatizó, alguna vez paso por mi cabeza llamar así a una hija mía si llegaba a tener, pero, llego Clara y el nombre esta bien, es dulce, fino o eso pienso yo.

Después de una hora llego el azúcar, corrí rápidamente a calentar el agua, en lo que esperaba fui llenando el frasco de azúcar y busque una taza y un saquito de té, me senté a seguir leyendo en lo que hervía el agua, con Mariano habíamos discutido así que no le dirigí la palabra mas que para apurarlo con el almuerzo porque era tarde y Clara tenía hambre, pero él estaba mas apurado en encontrar el celular que de alimentar a su hija. Fuera de eso lo único que se escuchaba era mi teléfono que estaba reproduciendo un video. Para calmar las aguas le propuse a mi sobrina salir con Clara cuando cambiara el clima a pasear, la idea principal era ir a una plaza, llevar el mate y como mucho unos bizcochitos, pero nos enteramos del paseo de Dorrego en monte grande y para allá fuimos. Como todo feriado el colectivo tardo una bestialidad, y cuando llego, la ida se me hizo eterna, la gente que subía y el colectivo que cada vez iba mas lleno, Clara que se durmió, mi descompostura a causa del mismo trayecto, fue pésimo, hasta que por fin llegamos a la estación y caminamos hasta la calle Dorrego, donde se encontraba la feria; había puestos con cosas artesanales, puestos de bebidas, comidas, postres y pochoclos. La recorrimos toda hasta que decidimos tomar un fernet, nos sentamos en un bar y en lo que Sara ordeno yo salí a comprar pochoclos para que la nena se entretenga, en eso, me llega un WhatsApp de mi hermana, (mamá de Sara) que venía para el mismo sitio y propuso que la esperáramos para comer algo. Así que en lo que se aparecía nos pusimos al corriente con respecto a como nos trata la vida, era un poco gracioso estar sentadas en un barcito con la nena de casi dos años comiendo pochoclos y ensuciando todo; más que cómico, raro, la gente miraba de vez en cuando para nuestra mesa, pero no les dimos importancia y seguimos con la charla hasta que me llego un mensaje de Fabiola que ya había llegado a la estación con Martina y Azul (ambas, hermanas de Sara) así que nos levantamos; para ese entonces el fernet ya nos lo habíamos tomado y pedimos otro para el camino y nos dirigimos rumbo a buscar a las chicas. Cuando ya por fin estábamos todas reunidas volvimos al paseo para ver qué se nos antojaba para comer, dimos unas cuantas vueltas , porque con Fabiola es así, es dar vueltas y vueltas hasta que se decide dónde parar... es medio un fastidio caminar una y otra vez por el mismo lugar para terminar comiendo dónde en un principio se había decidido que ahí no, por lo general es lo que suele pasar, aunque en esta ocasión terminamos comiendo en un resto bar; ellas pidieron pizza después de debatir por media hora y yo un sándwiches de bondiola con papas fritas, para tomar, pedí un trago.

En lo que esperábamos la comida, Fabiola junto con Clara, Azul y Martina se fueron a haber qué otra cosa compraban en los puestos de la feria, yo me quede con Sara hablando de pavadas, mensajeándome con Mariano y a su vez sacándole el cuero un poco. En eso llegan las nenas con una porción de patitas de pollo, y cinco minutos después la pizza y el sándwiches. Nos sacamos algunas fotos, comimos, yo con remordimiento porque era bastante calórico y de noche, y a su vez con dificultad porque la carne estaba medio chiclosa, pero fue un momento agradable. Cuando terminamos caminamos hasta la heladería que está frente a la estación para que las nenas tomaran un helado, en el transcurso le escribí a Mariano para asegurarme de que los perros ya habían comido, pero como lo suponía, en modo de venganza Mariano se excuso en que "yo soy quién sabe preparar la comida y la cantidad para cada uno"... eran las diez y media de la noche, feriado y el colectivo que venía lento. Llegamos a las once y cuarenta minutos, cansadas, Clara con sueño le tocaba esperarme a que les diera de comer a la jauría para poderla acostar y acostarme con ella, Mariano que estaba contento por haberse salido con la suya y yo que me lo quería comer crudo, no perdí tiempo y me apresure a servir para que coman y así poder por fin cambiar a Clara, lavarle las manos y la cara, llevarla hasta la cama, abrazarla para que a los cinco minutos quede totalmente dormida.

Esa noche caí rendida y era la primera vez que no gastaba saliva en reclamar, me llame a silencio y la deje pasar, sin embargo fue sorprendente a qué punto llega su egoísmo.

Al día siguiente como siempre me levante temprano y me ocupe de los quehaceres de la casa, tome un té y abrí los libros para seguir con el estudio, hasta ese momento todo venía perfecto, la decisión estaba firme, me termine de convencer de que no quería pasar mi vida como Nutricionista, así que por fin agarre todo y lo archive en un cajón, les comente a mis compañeras mi decisión y les desee la mejor de las suerte, por supuesto sigo en contacto, y planeamos juntarnos un día de aquellos.

Una vez ya esto hecho sentí repentinamente un enorme alivio, me quite un gran peso y me dedique de lleno a escribir, borrar, volver a escribir, releer, modificar casi todo, volver a leer, hasta estar satisfecha del ultimo punto y la ultima coma. Ahora, mi interés esta volcado en buscar editoriales y exponer mi libro, si bien hoy son simples hojas imprimidas ordinarias y con apenas un título provisorio sueño con verlas transformadas en ese libro que deseo desde mi infancia. Mi otro interés es conseguir la fecha para mi operación, poder deshacerme de esa piel extra que me provoco la pérdida de peso, y a su vez la cesárea, es mi prioridad, espero con ansias los últimos estudios para que la doctora de el visto bueno y así poner la fecha de una vez por todas. Como todo la operación tiene sus pro y sus contras, después del objetivo estoy obligada a pasar un mes en reposo absoluto para que todo marche perfectamente, no se si Mariano estará dispuesto de llevar adelante la casa, los perros, Clara, el trabajo y arriba de cuidarme. Entendería si es mucho y en ese caso tendría que encontrar una alternativa, pero, por ahora me aseguro que puede.

Hace algunas semanas la peluquería no viene bien, y los ahorros se terminan, a Mariano no le quedo mas remedio que salir en busca de trabajo, mi temor a quedarnos sin poder cubrir las necesidades básicas como comer me preocupa al extremo, es una angustia interminable, por el momento corremos con la suerte de uno que otro cliente que llama para reservar un turno, y que la almacenera no tiene mayores inconvenientes en darnos crédito en caso de necesitarlo, pero hasta el día de hoy no ha sido falta. La ausencia de dinero es otro motivo para que el ambiente se vuelva tenso, para que las discusiones aparezcan y se convierta en un juicio, cuando ocurre me detengo un instante a pensar y cedo para que no pase a mayores, bajo mi tono de voz y lo aliento diciendo que vamos a estar bien. De lo contrario, terminamos disgustados, él con dolor de pecho y yo terriblemente ansiosa y no nos beneficia.

 

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  • Autor: Anne Black (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 5 de agosto de 2022 a las 00:57
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 28
  • Usuarios favoritos de este poema: Classman
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Comentarios +

Comentarios1

  • MISHA lg

    wow!! muy descriptiva,tu novela llena de hechos, momentos cruciales, me gusta
    gracias por compartir
    Con Mariano no puedo hablar, o asume el papel de médico, o de juez, y cualquiera de las dos posturas me ponen mal.
    Cuando se terminaron de levantar mande a Mariano a que hiciera los mandados, una vez que se decidió el almuerzo y paro un poco, fue a comprar para preparar una salsa, yo seguí con el desayuno y Clara se puso a jugar, en eso me acorde que no había azúcar, tuve que esperar a que llegara si quería tomar un té, o lo tomaba amargo, y tomar un té amargo es un chiste.
    besos besos
    MISHA
    lg

    • Anne Black

      Me alegra misha, saludos.



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