Cada cielo, el castigo,
cada mar, el tormento,
cada tierra, el dolor,
cada camino, el sufrimiento.
Paisaje de anchas caderas
de fuertes ataques de rabia,
de ojos que buscan pareja,
de brazos que quieren apresarla.
Camino de espinas de piedra,
que llevan el alma al dolor,
y llenan la noche de temor.
La propia oscuridad tiembla.
Retrato de labios sangre
que condena y envenena,
retrato que estremece
a cualquier alma que se apega.
Ojalá haber sido más avispado
y no haberme dejado atrapar,
porque ahora este camino
no me dejará de torturar.
Ojalá no haber sido tan ciego
porque, si para mí lo eras todo,
yo solo era otro pasajero,
otro saco de boxeo.
Para cuando me saque esta espina
seré una persona distinta
y quizás podré ver el cielo
sin temer que me caiga el castigo.
Para entonces, paisaje de tortura,
espero que exista el karma
y puedas sufrir todo el dolor
de cada pareja maltratada.
- Autor: Esther Alba (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de agosto de 2022 a las 06:04
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 39
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.
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