Desperté gritando como todas las noches,
cansada de luchar contra lo intangible,
contra ese peso sin masa que me ahogaba,
desperté temblando con el alivio de poder escapar de la muerte
pero gire mi brazo y no estabas,
tu almohada fría me recordó que estaba sola
y ese abrazo fuerte que me reconfortaba
se desvanecía por el hilo de luz que se cuela por mi ventana.
Y deseé no haber vencido a la muerte,
deseé que me arrullara, volver a mis sueños aunque me ahogara,
porque el vacío infinito de mi cama,
me recordaba que aún lo amaba.
Y me dí cuenta que aún lo amaba…
cuando creí olvidarlo, aún dolía
cuando creí enterrarlo profundo
flotaba en mis lágrimas
aun dolía en los espacios vacíos de mi alma
era una daga que me perforaba y
me recordaba que aún lo amaba.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.