Cachones y cornudas
Cuentan los escritos de mitos y leyendas, de la historia antigua maravillosa
Muchos siglos antes de la llegada de Jesucristo a esta tierra hermosa
Floreció en Grecia una cultura de dioses del olimpo, de reyes asombrosa
Con sus mansiones de cristal, desde las cumbres decidían el destino de los humanos en forma cruel y temerosa
Y en la isla de Creta, la civilización Minoica, de edad de cobre y bronce, de dioses valerosa
Minos, descendiente de Zeus, ascendió al reino de Creta, asesinando a sus hermanos en forma misteriosa
Ofreció un sacrificio al dios Poseidón, dios de los mares calmados y de vaivenes tormentosas
Le pidió un toro, que surgió de las profundidades del mar en olas fantasmales monstruosas
Y Minos prometió al Cielo, sacrificar al hermoso y esplendido animal, a su dios con un ritual de llamaradas victoriosas
Pero al ver el toro tan hermoso, no le cumplió al dios Poseidón y sacrificó otro toro con desleal mentira engañosa
Y Poseidón castigó al rey Minos, inspirando en su bella esposa Pasífae, de pasiones ardientes peligrosas
Una emoción arrebatadora y perversa por aquel precioso toro, de fogosidad y de lujurias amorosas
La encantadora Pasífae se sentía engañada y maltratada por Minos, con llantos de sufrimientos y de lágrimas piadosas
Porque el rey Minos, mantenía relaciones sexuales con infinidad de mujeres bellas y muy preciosas
Y la primorosa esposa Pasífae, incitada y acalorada por su acuciante pasión, dichosa y caprichosa
Acudió al carpintero Dédalo, para que le construyera una vaca de madera hueca, escultural y majestuosa
Forrada y olorosa a piel de bovino y se metió allí Pasífae, con las piernas metidas en los cuartos traseros, con su fragor ardiente y vigorosa
Dédalo hizo rodar la vaca donde pastaba el hermoso toro, de belleza de dioses esplendorosa y fabulosa
El toro del dios Poseidón, se le encaramó a la vaca y copuló en la vagina de Pasífae, temblorosa de gritos sexuales calurosa
De esta unión bestial de contubernio, nació un niño mitad humano y mitad animal, de cachos protuberantes, del deseo carnal vergonzosa
La reina Pasífae llamó a la bestia Asterión, el Minotauro de pasiones carnales, vengativas presurosas
Al ver al niño con su cornamenta, el rey Minos descubrió la aventura bestial de su amada esposa, de perdones y de lágrimas llorosas
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De las leyendas, de mitos, de dioses, de hombres, de reinos, de bestias y sacrificios que llaman las atenciones
Se remonta desde la antigüedad, la denominación de cornudo, en las intimidades secretas de las conversaciones
Al marido cuya esposa le ha sido infiel en la relación conyugal, alterando el amor, del caos y de las horrendas confusiones
Cornudo y cachón, apelativos al marido y esposo inocente al clamor de sus desesperaciones
Hoy en día, en una sociedad igualitaria, donde la mujer se, equipara con el hombre en sus labores y obligaciones
La cornamenta de la infidelidad es pareja, en las nuevas y liberadas generaciones
Las andanzas secretas y furtivas de los casquivanos, hacen llorar los agitados y sufridos corazones
Cornudos y cachones van de la mano, con cornudas y cachonas, al elixir de la pasión en las acaloradas emociones de las habitaciones
La esposa se siente sola e ignorada, sin apreciar la fragancia y el perfume de sus amores y la belleza de sus atenciones
Se pierde la conexión de la pareja, agobiadas por la rutina, llena de soledades y melancolías, en el rostro de sus expresiones
Se llenan de venganza por el engaño y la baja autoestima, encerrando los espantos de sus iras, sin perdón, ni reflexiones
Cachones y cachonas, cuernos de la bestia que azota y martiriza los amores, con pesadillas espantando el sueño de las imaginaciones
Más amor, más comprensión, más tolerancia, menos egos y vanidades de poder y grandeza, en sus lánguidas mansiones
Más afecto y ternura de las parejas en la adoración de su predilección, alejando los horrores y los temores de las desesperaciones.
“Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga agosto 15-2022
- Autor: Joreman (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 15 de agosto de 2022 a las 19:22
- Categoría: Fantástico
- Lecturas: 56
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