Por explicarnos como usar las alas
sin enseñarnos a caer primero,
perdimos el espíritu escudero
capaz de inmunizarnos de las balas.
No nos hablaron de las aguas malas
dispuestas a astillarnos el velero,
y al naufragar cruzando el mar de enero
la niebla se tragó nuestras bengalas.
Crecimos ignorando la importancia
de ver al vendaval llevarse un globo
y cuando nos abrió la vida paso,
de pronto nuestra escasa tolerancia
a vernos engullidos por el lobo
nos impidió librarnos del fracaso.
- Autor: Joseponce1978 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 21 de agosto de 2022 a las 12:35
- Comentario del autor sobre el poema: No sé si se entenderá bien el significado de este soneto. Siempre que les contamos a nuestros hijos algún cuento, les hablamos de lo maravillosa que es la vida, que la princesa y el príncipe siempre se salvan y terminan casándose y siendo felices y pintándoles un mundo que en nada refleja a la realidad. Un niño, conforme va creciendo, por la propia dinámica de la vida, poco a poco va siendo consciente tanto de las bondades como de las maldades humanas, y tal vez no sea necesario terminar el cuento diciéndoles que el principe y la princesa se divorcian y terminan en los juzgados disputándose el apartamento en gananciales en Fuengirola, o que no se divorcian y siguen viviendo bajo el mismo techo del castillo sin soportarse por el qué dirán, por no tener otro sitio donde ir o por no entrar en pleitos por los hijos y los bienes, pero tal vez les estemos dulcificando demasiado la cruda realidad y en los cuentos a veces se termina siendo infelices y comiendo cicatrices. Tampoco es plan de contarle a un niño de 5 o 6 años los cuentos clásicos en su versión original, y decirles que la bella durmiente fue violada por un noble, o que a caperucita roja se la merienda el lobo (lo de merendar es una alegoría y el lobo es otra alegoría del salvajismo humano) porque les puedes crear un trauma, pero en general pienso que les pintamos a los críos un mundo demasiado idílico, sin referirme a nadie en concreto, sino a la sociedad en general. Mis padres lo hicieron conmigo y yo lo hago con mi hija, aunque muchas veces he pensado si hacía lo correcto. Mi hija ya tiene 8 años y va siendo consciente de las vicisitudes de la vida, y a esta edad ya intento abrirle un poco los ojos sin emplear demasiada crudeza, pero hasta ahora también le he contado cuentos con final feliz y he intentado mantenerla al margen del lado más oscuro de la vida, y en alguna ocasión me he preguntado si no estaba siendo demasiado protector con ella. En fin, es solo una reflexión personal.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 50
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
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