Con nadie voy

Alexandra Quintanilla

No soy poca cosa, y quien se burle hace una burla incoherente que se va llevando el aire hacia donde a nadie le importa.
No soy poca cosa y ninguna mujer lo es, y creo que todas y todos deberían de saberlo. El mundo se divide en dos conjuntos complejos, los buenos y los malos, los fuertes y los débiles, los bondadosos y los infames. Y todo esto no tienen género ni raza. Si no, en cambio, valor y educación. Y creo que las mujeres deberían de saber que teniendo los pies firmes en la tierra pueden hacerlo, al igual que ellos, hacer las cosas bien, correctamente. Sin la aprobación o corrección de ellos. Una también es útil, una también piensa, una también impulsa a muchas cosas que pueden hacer y servir para otras cosas magníficas. Una también puede maravillar este universo a punta de verso y papel, acuarela, canto e intelecto. Me burlo fuerte con quien se atreve a definir mi persona. Ni yo habitando en mí logro comprender quien soy y que hago en este mundo indefinible. Y mi persona, por ende ¡mi persona!, y con ello mis actos y mis inspirares y goces y derrochas y fracasos son y serán siempre y para siempre un verbo cobrado a mí. Yo me desarmo y yo armo mis visisitudes, son cosas a solucionar propias. En la boca de nadie deberían de estar mis fallas, no es de su incumbencia. La sociedad últimamente es una mierda. Nos pudre, nos simplifica a su excelencia. Su excelencia es una especie de mierda bien empaquetada. Los que más presumen son quienes más esconden. Y si todos te señalan, y si todos te dicen lo que sos. Tene por seguro que de todo lo que digan, de eso no sos nada. Hacia donde todos van, si seguís y seguís, tene por seguro que no vas a ir a ninguna parte, te vas a someter igual que ellos a esos círculos voraces, ya que ni ellos mismos saben donde está el lugar correcto, si te dicen que sí, te están mintiendo. ¡Nadie sabe absolutamente nada! Individuos atormentados con una neurosis patética. No hay flores ni estrellas en ese paraíso de fragmentos sobreactuados. Las pancartas que aseguran el "felices para siempre" siempre será el infierno viviente. El precio de ser uno mismo es el aislamiento, la soledad y la marginación. Pero el costo de perder la autenticidad de uno mismo es peor que estar con las personas equivocadas haciendo absolutamente todo lo que no queres.

  • Autor: AleQ (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 25 de agosto de 2022 a las 17:20
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 28
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