Pocas veces he escrito o dejo que mis momentos de filosofía sean plasmados en papel, por lo general estos momentos, esas conclusiones a las que llego luego de largos momentos de pensar y razonar, las guardo para mí, para mi Yo interior ese que mueve los hilos de mi carcasa de carne y hueso, esa conciencia, ese capaz de hacer que yo sea quien soy.
En ocasiones cuando dialogo con una persona y siento que la confianza y el entendimiento sobre pasa el pensar común y superfluo del ser humano, suelo compartir pensares y reflexiones a las que he llegado más aun así sigue siendo una pincelada de las muchas conclusiones en las que aterriza mi mente, mi forma de ver la vida y cada una de las cosas que la conforman suele ser muy distinta a otras, a veces compartida y en otras no, a veces chocante y otras reconfortante.
Hoy después de un momento de reflexión y después de encontrar palabras con las que exprese a mi padre mi visión sobre la vida y la muerte y ser motivado a escribir un poco sobre esta, he decidido dejar que mi conciencia, mi yo interior plasmen en papel y letras un poco de ese pensar. Con esto no busco que acepten mi manera de ver las cosas, tampoco busco adulación o desahogar un sentimiento, este escrito no tiene como finalidad cambiar el pensar de quien lo lea por lo contrario quiero generar en quien lo lea una discusión interna entre mente y cuerpo, entre la conciencia y la parte humana.
La muerte que tema tan amargo por tratar más aun sabiendo que cada ser vivo en esta tierra tiene que morir, inclusive nosotros y nuestros seres queridos, pero es así la muerte es parte de la vida.
En ocasiones cuando la muerte toca la puerta de nuestros seres queridos no comprendemos lo que naturalmente y por exigencia misma de la vida sucederá y es que todo lo que vive ha de morir o dejara de existir en algún momento. Desde el ser vivo más pequeño como un microrganismo hasta escalas tan inmensas como nuestro sistema solar e incluso galaxias enteras y el universo mismo con todo y su infinidad llegarán, a un final. El tiempo que toman las cosas es solo una ilusión propia de la mente humana. El cambio es inherente a la vida y la muerte es parte de ese cambio constante.
Y es que ese es un principio que rige todo lo que existe, todo lo que existe llegara a un final, pero lo que existe no deja de existir somos materia y en materia nos transformamos, un final no tan trágico en la parte física.
La muerte es la única certeza que tenemos en nuestra vida. El día que nacemos no sabemos que será de nuestro futuro y mientras vivimos la incertidumbre del futuro nos compaña, nuestro existir se va resumiendo como el resultado de muchas posibilidades que, pueden ser o no ser y que se conjugan momento a momento de manera perfecta para formar el hilo de eso que llamamos vida. Pero la muerte es un hecho, la muerte ya viene marcada en nosotros al igual que la fecha de caducidad de una botella de leche que viene saliendo de fábrica.
Pero, aunque la muerte es una certeza de igual forma es un misterio. Podemos tener presente que de la muerte somos, pero cómo y cuándo moriremos, no lo sabemos. Por ello, a mucha gente le causa miedo la muerte, pero más que miedo a la muerte, es miedo a la nada, al vacío, a lo desconocido y a perder aquello que equivocadamente consideramos eterno.
Comenzamos a morir desde que nacemos y todo lo que nace ha de morir. Pero también creo que, cuando asumimos conscientemente nuestra propia mortalidad y comprendemos desde un punto de vista más profundo la vida y la muerte es cuando realmente empezamos a vivir, a disfrutar cada instante, a atesorar los momentos valiosos que día a día nos regala la vida.
Dejemos de preocuparnos de la muerte ella es nuestra compañera más fiel, la única que nunca nos abandona puesto que nos acompaña desde principio a fin. Rechazar la muerte, hasta el extremo, es negarse a vivir. Para vivir plenamente hay que tener el coraje de aceptar a la muerte como parte de la vida
Empecemos a ocuparnos de vivir consientes que la vida encierra una fragilidad tremenda explicada ya en nuestra mortalidad y lo fácil de hacer valer esta, todos los días cuando vamos a la cama dormimos y nos despertamos, son un milagro eso es la vida un milagro y es que día a día enfrentamos situaciones donde podemos perecer. Preocupémonos por agradecer cada uno de esos milagros y aprendamos a vivir uno a uno esos milagros, hagamos de nuestra vida, una vida consciente de su naturaleza y su desenlace.
Por que quien vive bien, naturalmente sabrá morir bien y sabrá aceptar con gratitud el momento en que el libro de esta vida llegue a su final.
- Autor: Austin Mora ( Offline)
- Publicado: 27 de agosto de 2022 a las 23:54
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri
Comentarios1
Hola...
Por primera vez te leo y fue de casualidad, pero simplemente quiero decirte que me encantó haberlo hecho.
Muy buen escrito.
Te felicito!
Pasa un buen domingo!
Muchas gracias , por sacar de su valioso tiempo para leerme , para mi es un enorme gusto
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