¿Cómo estás?

Terror, filoso y pesado terror.
Está atascado en mis ojos, pero solo ven surgir lamentos.
Quizás mi cuerpo ayuda pide, o eso creen.
Pero se saltan mis ojos, profundos y tesoreros.

Hay mucho frío, dolor, mareo, temblor; hay mucho aquí. 
Siento un constante destierro en mi pecho;
las noches son horas filosas y tormentosas,
pero de día es cuando el filo clava y el cielo llueve, limpiando las lágrimas de sangre que se han dejado ir.

Estoy en un espacio, entre el mundo y la muerte.
Tengo desesperación en mis huesos, ahora me preocupa exceder versos.
Nunca es suficiente; todo es tan hondo que doy por terminado.
En este plano nadie habla mi idioma, sin embargo, hay quienes se quedan a seguir escuchando, aún con sus manos atadas.

Cansada, quiero vaciarme, necesito vaciarme.
Pero vivir vacía nos mataría, aunque también es difícil llenarme.
Él me llena, me habla.
Son dulces sus palabras y a la tormenta calma.

Quiero dormir y esto por mal sueño dar.
Desaparecer y ya no asustar.
Pero hay aire de vida en mí y me anima a seguir...
Aún en mi debilidad y el mundo vueltas dar.

Sé que quieren que diga que estoy bien,
pero no es mi realidad, y no es mejor ni peor este vasto momento.
Tan solo es mío, mi idioma, mi cielo tempestuoso.
No puedo mentirme ni mentirles, hace tiempo la máscara se soltó y la actuación terminó, me consumió.

Aunque les impacte y al final choques con mis ojos, con los orbes tesoreros.
Lo lamento, lamento que los hallas encontrado, pero soy una realidad, la utopía no aplica a mí. 
Siento mucho que mi melodía te haga lagrimear o sin palabras quedar.
Pero no puedo ocultar ni negar lo que en mí se derrama, se desborda e inunda.

¿Cómo estoy?
Fragmentada, en lo que soy, lo que creen que soy, quieren que sea, lo que las paredes y música murmuran.
Pero puedes responderte sin yo decir palabra.
¿Cómo me ves? Podrás ver con transparencia. 

Te diré, me verás sola, feliz o deprimida, pálida y quizás delgada, me verás callada y quieta o explosiva y conversadora.
¿Cómo estoy?, minada, fría, con un corazón que toca una suave canción, un himno de vida que coquetea con la muerte, con el desastre.
Estoy herida, hasta el alma hundida pero ansiosa de vida, desangrándose toda en ella.