Huipil

Huipil

 

Hogaza de las llamas góticas, blancura de los hilos,

memoria desatada en otro cuerpo.

Conjuro atávico,

huipil con esas formas lúdicamente de la desmemoria amarilla,

desmembrada mañana tornada en la verdura.

Colores del espacio que se irisan,

audaz forma de una tentadora fécula de cielo.

 

Alegría de alhajas como estrellas penden de los cabellos y revientan,

extenuados rayos se acercan opacando los bordes del orgullo,

poesía ovalada es cándida, abanico intenso

que dobla la lluvia con su intención de humo y aire,

alfiler corpulento, copa erguida y magnífica que todos cargan.

 

Embellece la poesía con el arrullo del fuego y el crepitar de tu sonrisa.

En ti se derrumba la noble raíz galopando,

la cúpula de tonos maternales es leve gesto del árbol.

 

Paseo por la vida calentando tu recuerdo,

tal vez dibujando tu rostro con el néctar del crepúsculo y tu experiencia

que rema por delante. Digamos que tus ojos fluyen

con la flama de la luz que emana la aventura,

la iguana que lee la estrofa en el follaje entoldado.

 

Sobre tu pecho las flores con su cauce natural,

hebras temblorosas con la esencia del huipil donde mi mano desborda el silencio.

A tu lado, la multitud multicolor, mis ojos se acostumbran

al espacio donde se baila y se canta y llueve.

 

La risa es libre, es sueño, es pasión, es arena,

incandescencia trascendente,

es un colibrí, alma densa y extendida bordada en tu huipil.