Las piedras de mi catedral
no fueron pulidas por canteros
ni fabricaron sus vidrieras
los más hábiles artesanos
Pero en su forma se ven
más que en ninguna
las cicatrices de las edades
El sol en ella refleja leyendas
jamás leídas en los más bellos ventanales
y mi historia se une a las suyas
Todo fiel pertenece al credo
Lo veo en la espuma cuando embate
La mía es una fe sin penitencias
solo acoge, solo sana
dispuesta a cuidar con sus dones
a todo el que sepa apreciarla
Un pedazo del ser que adoro
vive por siempre en mis lágrimas
Y siento que cada llanto a su vera
nos libera de la pena a ambas
A mí, por acogida
Y a mi diosa, por ser amada
Entendí que siempre hubo rumbo en mi vagar
cuando escuché su azul llamada
Así que vengo a mi catedral no para rezar
sino por convertir el planto en alabanza
Por consolarme, soñar y acompañarla
Para que cada ola llene el pecho de esperanza
No vengo con temor de mi diosa
vengo a agradecerle todo aquello que regala
- Autor: Équen (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 31 de agosto de 2022 a las 13:15
- Comentario del autor sobre el poema: De nuevo escribo un poema al lado del mar. Estaba vez, en honor a ella, a la que considero una de mis divinidades. No tiene una rima ni estructura claras, son más bien pensamientos que se me vienen y se van cada vez que estoy cerca de mar
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 21
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