La salida de Lesly

Asomó por el jardín con su libro altruista,
con el cabello suelto, zapatos bien pulidos,
Lesly, la niña hermosa, Lesly la niña lista;
La perfecta creación de dardos encendidos.

Sonreía de todo; de aquello tan glorioso,
de las rosas copadas, de pájaros cantores:
en sus manos llevaba perfectos ruiseñores
con títulos brillantes de un libro misterioso.

Y salió por el valle contenta de la vida
leyendo la leyenda que brota del poniente,
su título decía: «Sobrevive el valiente»
y de sinopsis llamaba: «Completa la partida».

Lesly, cambió de color, cambió su memorando
y siguió su camino sin saber la manera,
y sobre aquellos prados de tenso contrabando
el llanto seducía la bella primavera.

Y corrió la niña hermosa buscando la osadía
que sus oídos tienen sobre flagrantes montes,
Lesly, tan sorprendente bajó los horizontes 
y dijo mascullando: «¿Qué será vida mía!»

Y llegó entre el silencio tímida y temblorosa
al punto de aquel ruido potente y de primera:
pues andaba muy sola por la selva tan fiera
y vio que el sufrimiento salía de una rosa.

¿Qué pasa bella rosa? Le dijo la muchacha.
Y dime, ¿por qué sufres?, ¿perdiste la corola?
No se trata de nada que atrape vuestra racha,
sino, que perdí todo yendo al mundo tan sola.

Se le acercó al momento para ver su quebranto.
Y se alarmó la niña leyéndole una historia:
de pronto se escuchaba bajar desde la gloria
la lluvia de pájaros cantando sobre el viento.

                                 Samuel Dixon