**~Novela Corta - Amor sin Amor - Parte I~**

Zoraya M. Rodríguez

Juliab, una adolescente jovial y muy vivaz en su alma, oh, sí era un amor verdaderamente la muchacha. Juliab ve el atardecer claro en su propia alma, cuando en su deleite de entregar su corazón mira a las mariposas dentro de la espera y tan inesperada en poder imaginar en su alma de que ella puede volar como una de esas mariposas. Cuando en el atardecer de esa tarde creció la niña, del atardecer tan bello y tan hermoso, la niña desesperada se vio intransigente cuando creció tan veloz como veloz es el viento que corre por su piel, y entre caballerizas conoció a un peatón de amor, y fue el amor sin amor, que le dio en el alma una osadía que por el día le adormeció la voluntad y más que eso al corazón solo y en el mismo instante en que se entregó en cuerpo y alma a ése joven dando el corazón en un sólo amor. Y, Juliab, muerta de inseguridades y de tenue desesperación de saber de que su padre puede enterarse de ese juego de amor de la niña Juliab. Y, Juliab, insegura, insípida, e impasible como el mismo cielo por donde se da el cometa de luz, por donde se siente como el mismo corazón o como la misma razón en que se gana una perdición en amar en el juego del amor entre ése joven y Juliab. Cuando en el embate de la vida y más en ese corazón amando fuertemente se fue a las caballerizas o donde están los establos de caballos y se amó indulgentemente, apaciguadamente y en un total silencio de redención innata con el joven. Y el padre sin darse cuenta, mientras que ella juega al amor a escondidas de la razón y del corazón, amó consecuentemente a ése joven mientras que la vida y el mundo había de continuar. Cuando en su afán de vanagloriarse, Juliab, decide cerrar las caballerizas o establo de caballos, cuando su padre entra por casualidad. Nota algo raro en ella, y ella, en su indulgente furia y insípida piedad de no ser expulsada de la casa ni de la hacienda, se ve obligada a permanecer atada y atrapada entre los escollos de la única verdad en que se siente como el pasaje de ida, pero, sin regresos. Cuando en el suburbio automatizado de la espera inesperada de la fantasía o del artificial instante en que se cree como un momento jactancioso de dar amor en el único silencio de la vida misma, Juliab, va en busca de un ingrato, pero, un buen momento en querer amar nuevamente a ése joven de la hacienda. Cuando en el ulular de la vida misma, se ve atemorizada de espantos y de un sólo horror en el alma desértica en llorar un sólo deseo y en un sólo destino. Y fingiendo en el único percance de creer en el alma llorando una eficaz verdad de que será como la luz, o como la oscura oscuridad en saber discernir entre el bien o el mal, y entre una forma de dar la señal para amar nuevamente se ve intransigente, e insípida dejando caer en el sabor más amargo de la vida, dejando el ingrato y original connatural del deseo abierto en sangre o en palangre. Y se vio alejada de la realidad, y de la mágica insistencia innata de creer en el amor a toda costa. Cuando Juliab, cree en saber discernir entre el bien y el mal, pero, esconderse de su padre en amoríos clandestinos eso no era muy sugerente. Porque cuando Juliab, ama en amor y en pasional vehemencia se ve en cruda herida, debiendo de atraer en la conmísera vida la mala existencia en supervivir. Y se vio inalterada y con el cielo inalcanzable, pero, en el desierto un numen y muy fraguado. Cuando volvió en la realidad, se vio entregada a ese amor y a esa pasión clandestina y tan oscura como una una misma verdad soslayada y sollozando a la deriva de un naufragio sin puerto seguro. Porque cuando su padre la ve a escondidas entre las caballerizas amando a un jovenzuelo de la misma edad que ella, le da casi un mal infarto. Porque cuando la ve entregarse y desnuda cuando escuchó un gemido entre los caballos y preocupado por ello, la vio desnuda al lado de ése mozuelo. 

Y, Juliab, recordando ese cruel y vil momento, se vio alterando la conmísera existencia cuando en su afán de no olvidar el amargo instante, si su rostro se ruborizó tanto que quiso amar a escondidas.Y, Juliab, sintiendo la amarga pena en su mundo y más en aquel instante, cuando en su afán de creer en la vida sin amor y sin pasión quedó maltrecha y tan desolada como el mismo imperio de sus ojazos amando vehemente a ése jovenzuelo entre el establo de las caballerizas, encerrando a su mundo y más que eso a su propio ego muy dentro como si fuera una idolatría en la que hay que tener respeto y honestidad. Y, sí, que era su más grande recuerdo y sin poder olvidar el trance del percance aquel en que su padre la ve amando desnuda a un mozuelo. Y, Juliab, se energiza su alma y más su espíritu cuando no calmó más su insistencia como la gran y más penosa ausencia en la vida y más que eso en la memoria como aquel vergonzoso y mal recuerdo, en que Juliab, amó candentemente y vehementemente a un jovenzuelo. Y la muchacha insípida, temerosa, e inestable en su cometido de bruces caídas, sólo se vio amando a la cruel soledad, cuando llegó la vejez y nunca volvió a amar así, como aquella y única vez. Y la jovencita como aquella bella adolescente y jugando a amar a escondidas se vio fríamente indeleble cuando su recuerdo se vio marcado en su vil camino. Y ese vil camino, frío y tan álgido como la misma piedra en que la jovencita cayó como una marioneta o un títere en que el camino se vio intransigente. Porque entre sus ojazos marrones se vio la miel de ese atardecer cuando su padre la halló desnuda entre las caballerizas de su establo de caballos amando a un jovencito igual que ella. Y sus ojos de miel, quedaron adheridos a ese atardecer frío y con flavo color por haber amado fríamente a ése jovencito, el cual, expulsó dando fuertes alaridos de fuerza en vez de haber sentido amor por él, por haber entregado amor a su hija, y sin poder sospechar de que su hija quedaría como amor sin amor, porque no volvió a amar a nadie más después de ese altercado y tan friolento momento. Y tan friolero como el mismo invierno se vio el padre de Juliab, creyendo lo peor, y sí, que lo era, lo que no supo nunca fue que dejó a su hija sin un amor en la vida. 

 

Continuará……………………………………………………………………………………….

 

Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez 

Seudónimo: EMYZAG



  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 2 de septiembre de 2022 a las 00:02
  • Comentario del autor sobre el poema: ~ * ~ Sinopsis: ~ * ~ Un día en el atardecer de un día del mes de agosto Juliab quedó sin amor, por culpa de su padre y jamás volvió a enamorarse…y fue un amor sin amor… Mi #15 de novelas cortas en el año 2022…Mi #103 de novelas cortas hasta el año 2022…
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 11
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