Aquí estaré, mi amada. Yo, esperaré el regreso,
como enternecedor polluelo que se anida
de ese frío invernal y prolonga su vida...
Sólo para esperar de tus labios un beso.
Desde tu amor voy como sediento dromedario,
tan triste en su joroba, buscando de tu mano
las aguas de tu alma por mi sentir peruano.
Decir cuánto te amo. ¡Sí, amada, es necesario!
Que broten los jazmines como lo hacías antes,
con tu digna sonrisa. Yo estoy en esa espera.
Entonces el invierno será cual primavera
que alborea feliz en sus lunas menguantes.
Haz que caiga la lluvia, para que el viento acuda
a soplar el amor que estaba disperso...
y hacer de nuestro amor, irrepetible verso.
Declamarlo una noche; cuando tú, estés desnuda.
¡Tú!, quédate a mi lado, junto al rosal del huerto.
Hoy tus dos manos cálidas y suaves he sentido,
recorriendo tus atrios, y todo lo vivido...
Dichoso comprendí que nuestro amor no ha muerto.
Resplandeciente el sol nos trae tu alegría.
Desde tu cabellera brotan muchas raíces.
El ensueño de abril nos hará muy felices.
Y otra vez te diré que eres mi poesía.
Derechos reservados de autor
John Morales Arriola
- Autor: John Morales (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de septiembre de 2022 a las 11:42
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 59
- Usuarios favoritos de este poema: Rafael Huertes Lacalle, Marc Tellez Gonzalez, Miguel Ángel Miguélez, Hugo Emilio Ocanto
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