Retumba el eco de mis palabras
en simas sin fondo atestiguado,
pues es mi trastorno tan grande
y aún se expande hasta eclipsarnos...
Padece mi mente de una soledad
y mi corazón de turbias olas
arrasándolo.
Mi vida toda está perdida
en lo vano y transitorio
de un reflejo mío interno
de lo que yo debería ser
y como...
Realmente
no puedo pensar
con la música tan alta.
Este silencio
me devuelve a mi senda
y tropiezo
Me hago de piedra
por cada beso
en ti enterrado
para no dármelo jamás
Es un lamento
profundo y subterráneo
por cada alma
que pasó de largo
por mi lado
Estoy confuso y como en letargo
por cada trago traicionero,
por la seducción de esas mujeres.
Por los días: ya no vuelven,
allí se quedan para siempre,
eternos soles de brillo agreste
más allá de la ventana
donde llueve tan solo mi pena
por no verte ya,
ni sentirte, ni tocarte,
por cualquier cosa
que se te ocurra citar.
Respiro aún mientras tanto
un algo amargado
y pienso en el suicidio
pero me encuentro incapaz.
Voy a seguir quejándome
por lo menos un buen rato...
Si lo deseas vete ya
de este agujero sentimental
a otra parte no mejor,
no, jamás,
vuelve a tu vacío
de vida insustancial.
Tírate de un puente
si te hace falta.
Lo que yo quiero decir
no se puede realmente
con palabras.
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