CARTA DE DESPEDIDA

No todo es felicidad en esta vida, y a veces toca hacer una carta de despedida…Sé que ninguna de las palabras que diga bastará para arrancarte el dolor que sé va a causarte mi despedida, trataré de que este adiós no te deje tan lleno de dudas. Sé lo hermoso que ha sido nuestro amor, sé que despoblarás los días al irte de mi vida, sé que me quedaré con el alma hecha trizas, pero por favor, pon tu corazón por delante antes de juzgarme. No te pido me entiendas porque sería injusto de mi parte. Ahora te veré atando cabos, relacionando cosas que te dije con estas que te digo ahora. Querrás acaparar en tu desdicha la razón de nuestra separación y no podrás hallarle sentido a lo ahora trato de explicarte.

No estoy huyendo de los compromisos, pero en cierta forma no estoy de acuerdo en ceñir los sentimientos en esas formas tan elaboradas de la prisión que representan las relaciones formales. No necesitaba para amarte sentirme atada por medio de un papel que con una firma te garantizara mi estancia en tu vida para siempre. No me veo yo en esos roles porque la maldición de sentirme un espíritu libre me conduce inevitablemente a la soledad. Lo sé, tercamente voy hacia lo desconocido y llevo conmigo un corazón que se enamoró de ti y no te olvidará pero tus expectativas son tales, que ya me veo no cumpliéndolas. Una torre de promesas querrás alzar para que no me vaya, pero ya no puedo quedarme, por ello no podrás retenerme.

Pensar en perder mi libertad apenas me deja en paz unas horas, me lleno de sueños imposibles, pero regresa, regresan las tormentas de mi corazón que chocan con la angustia de la serenidad que a tu lado ya no tengo. Salgo del tiempo y veo que nada tendrá sentido si no obedezco a ese llamado, esa voz que me quiere libre, libre de ti y libre de mí.

Hay días en que me decías que andaba muy callada, no me atrevía a hablar… Te veía tan feliz!!! Sentía un enorme hueco en mi garanta que no quería herirte pero finalmente me di cuenta que solo estaba retardando el adiós que en este momento te estoy dando. Me alejo pero no es porque no te ame, tú estás en otra vereda, otro sendero, yo solo estoy de paso y si ahora me quedo solo daré más tiempo a la desolación que a mi llegará y terminaré alejándome tal vez sin tener el valor de decirte adiós.

Ayer trataba de explicarte un poco cómo era todo esto pero noté que se opacaba tu mirada y preferías entretenerte mirando hacia otra parte. Me duele mucho dejarte pero siempre supe que llegaría el día de seguir sin ti. He sido tan feliz a tu lado, que si pienso en ello, se debilita la voluntad que me hace alejarte, demorando indefinidamente algo que tarde o temprano sucederá, insistiendo en herirnos y haciendo todo mucho más difícil. No me enamoré de otro hombre, te dejo porque ya me cansé de tantas explicaciones, de tantas preguntas y tantos análisis que haces sobre mi forma de ser, eso significa que intento vivir y mientras tanto, cierta humanidad que en el fondo es debilidad, me lleva a realizarte alguna que otra confesión. Dirás que soy despiadada, yo me enorgullecería de ello, aunque no concibas lo que te digo. Sé que te estoy causando daño, pero reviso mis valores y reflexiono seriamente que te amo pero sería deshonesto de mi parte quedarme a tu lado solo para que no sufras.

Creemos en el desapego. No significa que siempre lo podamos ejercer con ligereza. Más bien nuestro desapego está hecho de cierta costumbre que tenemos de despedirnos de todo en todo momento. Eso le da un relieve insospechado al presente, pero su precio es la ruptura que no se detiene de todos los atavismos que mal que bien, y como seres humanos, nos dan seguridad. Podría decirte que todo pronto pasará pero esa frase viene en nuestro auxilio cuando un dolor nos ha despedazado.  A la luz de esta verdad, disfrutamos de todo con la máxima intensidad, pues lo sabemos todo pasajero. Ahora veo pasar nuestros días felices, nuestros besos, nuestras confidencias, la caricia de tus ojos puestos en los míos y amándome sin saber que un día te dejaría así, sin argumentos que podrás considerar de validos para alejarme, dejando en el abrazo donde antes entraba yo, un espacio sin aire, sin fuego, un recuerdo que ni siquiera quiere insistir en quedarse contigo.

No busques en mí a ésa que te amó hasta hoy. Acongojada y llena de contradicciones, he acabado hoy con esta mujer que cansada estaba de tus preguntas, tus dudas, tus inquietudes, tus inseguridades de pensar que siempre había alguien más, cuando en mi mente y corazón solo existías tú. Exigencias brutales me sacan de tu lado, algo así como el arte de quedarse ligera, eso significa dejarte, cuando ya no se puede continuar llegan los silencios eternos y y la soledad se va apoderando de cada rincón, cuando esto pasa un adiós hay que decir. Permítete otorgarme el perdón, no me odies porque yo no dejaré de amarte jamás. Cuando una mujer ama, se lleva para siempre en su corazón todo lo que adoró en la vida, sus afectos, su tristeza, su amor, su voluntad. Amor, estás en mi sangre ahora, por siempre estarás en mi corazón y nadie usurpará ese sitio.

Me marcho con una enorme tristeza por no haber logrado hacer de nuestra vida algo mejor. Espero que encuentres el camino de felicidad que no encontraste a mi lado.

Eugenia Aguirre