Libro: Bailar junto a las ruinas
Voy a hablar sobre un cuento de hadas
arrojado a la hoguera, donde se pudren los
peldaños de la escalera hacia el futuro. No debe
enorgullecernos ser partícipes de este histórico ocaso.
Los días transpiran veneno por sus lunares.
El orden social con el que hemos pactado
(creyéndolo el mejor posible o el menos funesto)
solo trae consigo sufrimiento o abandono.
Y mientras tanto, los que deshabitamos este país…
Ya que aún no nos hemos
afiliado a la unanimidad seguimos
deleitándonos con pan duro para
encías solitarias. Insurgentes prejubilados,
disertamos en voz baja en el
parlamento de las furias y las penas.
La estadística transforma a las
personas en cifras equivocadas.
Con tantos que la alimentan a diario,
la muerte está más viva que la vida.
El apostolado de lo perecedero ofrenda
los últimos restos de ideales carcomidos.
A los zurcidores de inocencias nos cuesta masticar
los días que se desmayan encima nuestro.
Y mientras tanto, los que deshabitamos este país…
Plebeyos con ambiciones que llegan a
la mesósfera, observamos la soberanía
de las luces desde las sombras
de la caverna de Platón.
Construyendo origamis de chicle, con
el entusiasmo de los despertares homicidas.
Me atrevo a aseverar que en nuestra patria
se han robado incluso un par de pecados capitales.
¿Sabrá venir otro tiempo, de lunas ajadas
alumbrando nuestra tenebrosa forma de existir?
Jugando a contar las luces apagadas
en un bosque de fantasmas derrelictos,
¿Cómo puede avanzar un terruño que
cultiva hace tiempo legiones de parias?
Y mientras tanto, a los que deshabitamos este país…
Nos han suministrado sin misericordia una
infusión de adversidades, disueltas en
agua exprimida de un arrollo contaminado.
Imposible tomarse en serio este reino, que no
es más que una enorme rotisería atendida
por pilotos de karting sin ganglios ni entusiasmo.
Mi país es una cerradura gigante donde depredadores
con avidez infinita crean sus propias reglas.
¿Qué hacemos cuándo los que deben proteger a
los corderos afilan las dientes de los lobos?
Alguna vez escribió Benjamín Prado que la ofuscación
es la última bala de los resentidos…
(Pasa que aquí, hasta de resquemores nos despojaron).
Argentina es un interminable crucigrama
que nadie se molesta en resolver…
- Autor: Mariano Torrent ( Offline)
- Publicado: 17 de septiembre de 2022 a las 08:44
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 24
- Usuarios favoritos de este poema: Dux Den, Alberto Diago, alicia perez hernandez
Comentarios1
Felicitaciones por tan valiente descripción! (Oh, Dios... y entonces mi patria querida... ?!)
"Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio". J.M. Serrat
Saludos!
Gracias por pasarte y comentar, Alberto.
Saludos!
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