Lucían en la tibia amanecida
tres fuegos deslumbrando mi pupila,
el sol que tempranero nos vigila,
sus ojos complicándome la vida.
Tres luces que en la corta despedida
se apagan si una nube se perfila,
y nubla al sol y al ojo que vacila
huyendo presto a cada acometida.
No quiso la mañana que prendiera
la llama de pasiones transitorias
y todas las caricias ilusorias
tornaron del capricho a la quimera.
Se extinguen los luceros y la noche
y queda la amargura del reproche.
- Autor: Raúl Carreras ( Offline)
- Publicado: 19 de septiembre de 2022 a las 08:24
- Comentario del autor sobre el poema: Y con éste se acaba una trilogía de sonetos de fábulas del verano.
- Categoría: Fábula
- Lecturas: 66
- Usuarios favoritos de este poema: Miguel Ángel Miguélez, Tommy Duque, Mauro Enrique Lopez Z., Aliscrist ✨, alicia perez hernandez, Antonio Miguel Reyes, Rafael Escobar, Freddy Kalvo
Comentarios4
Muy bonita, por detallista y precisa, la descripción poética del amanecer 🙂
Buen soneto Raúl.
¡Salud!
Muchas gracias, Miguel Ángel. Un saludo.
Grande poeta
Felicidades
Muy agradecido, Antonio. Un saludo.
Muy bien logrado tu soneto isabelino a esas impresionantes pinceladas que sabe pintar la madre Naturaleza para nuestras sorpresas y regocijo. Mi fraternal abrazo te lleva mi saludo y grande admiración.
Muchas gracias por tus palabras, poeta.
Es la primera vez que lo leo y me ha gustado mucho su poema. Pasaré a visitar sus otras creaciones.
Saludos
Muchas gracias, Marilyn. Un placer recibirte en mis letras. Espero que te gusten el resto de mis poemas.
Un saludo.
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