Y una tarde cualquiera mire hacia mi derecha y te vi venir, te vi llegar para quedarte y hacernos felices sin nada que decir, solo fue un beso, un abrazo. Entonces supimos que sería para toda la vida, que el amor tocaba nuestras puertas, y las palabras no fueron necesarias; nuestros ojos hablaron, intercambiando corazones, uniendo sentimientos, enterrándonos hasta el fondo de deseo y sueños. Condenados al amor eterno que tocaba nuestras puertas.
- Autor: Anne Black (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de septiembre de 2022 a las 01:03
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 42
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, SOY.-
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