Existe un dolor que ya no es dolor, y que duerme a pleno sol en el rostro gastado de un hombre.
Es mi amigo, un buen amigo y un mal dolor que le duele a síncopes inexactos.
No sé si es dolor, aunque de serlo, yo, sería bendito!
Ondea en todos sus flancos los desvelos que le hacen todavía hombre,
lanza su queja al oído de Dios. Es acaso un condenado, pues no le ha escuchado el Dios de Jacob.
Señor, si soy un hereje, ruego en la Teodicea de tu escancia...dejadme llorar.
Van agrupándose en vibrantes miradas toda la altura de su nombre, investido en el gerundio del amor y de más amor.
He visto el dolor de un amigo, y es tan grande, más grande que el mío.
Qué parece su dolor ser padre y mi dolor ser hijo.
Qué mi dolor parece ser luz y su dolor parece ser sombra guardada en otra sombra. Mi dolor viene del norte y su dolor viene del sur, mi pena está en la derecha y su dolor está en la izquierda, y por eso le duele el corazón.
Pero como dije antes: es un dolor que ya no es dolor y de serlo, yo, sería bendito!
Anda tan lejos su pena de la mía, que lleva tras de sí, una romería de sepulcros, de sus pies nace la noche y de sus manos un cuádrupedo hambriento.
Cuando alguien sale al encuentro y nadie ha llegado. Entonces las almas cruzan los umbrales prístinos del tiempo y se hacen viejos.
Así es el dolor de un amigo, dolor que se queda, dolor que se va y que vuelve a partir.
Dolor de multitudes en un solo sujeto, dolor de Dios, dolor que ha venido de no sé dónde a sentarse en las aguas mansas del alma.
Dios, si no oíste cuando a ti clamaba, ahora que nada te reclamo...
¡Silencio!
Derechos reservados de autor
John Morales Arriola
- Autor: John Morales (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de octubre de 2022 a las 10:27
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 51
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Marc Tellez Gonzalez, María C., Hugo Emilio Ocanto
Comentarios2
sí, la compasión no es lástima sino ese hermanarse con el dolor ajeno.
saludos cordiales, compañero.
Estuve sin poder entrar al foro por causas familaires, pero a mi retorno, nunca me olvido de los buenos compañeros y poetas.
Un saludo.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.