Señora Felicidad

Otra vez,  la ausencia de ese pájaro que se apoyaba en mi ventana para darle sinfonía a los días de amor. 

Otra vez, el silencio reina en esta casa habitada por almas mudas.

Una vez más, ese niño tirando periódicos a las puertas de las casas para ganarse la vida. De nuevo, en ese periódico, no hay rastro de ese amor truncado que tan herido me ha dejado.  Una vez más, como cada noche, soy espectador de los berridos del  vecindario ante el  ladrido de un perro, que como yo, abandonado, necesita de amor, pero al igual que yo, es ignorado. 

A si un día, y otro día, y otro día, un día tras otro de esta vida que alberga incertidumbre desde su primera página hasta la última.

El sol sale, pero no brilla. La luna escondida tras las nubes grises en la noche, llora, pero como nadie observa cada una de sus lágrimas, nadie acude en su ayuda. 

Y otra vez, el sol vuelve a salir en la mañana, la luna escondida en la noche, y yo jefe de la casa donde como otro día, reinan las almas mudas. 

Y otra vez, el sol aparece por allá en el cielo, alumbrando mi habitación, pero nada ha cambiado. Todo sigue igual. Yo sigo luchando, sigo esperanzado, sigo amando,  pero de nuevo, otra vez, lloro por qué como otro día más ,  sigues sin estar a mi lado.   

Una y otra vez el sol brilla del mismo color, la luna tiene la misma mirada, el Mundo sigue girando en tú búsqueda y tú sin embargo, sigues sin aparecer por nuestras vidas cuando éstas están al borde la ausencia de tu ser, Señora Felicidad...