¿Qué no escuchas el ladrido de los perros?
Sus aullidos lastimeros taladrando los oídos,
y el ulular de lechuzas que se pierden tras los cerros.
Entre el velo de la noche, la luna inquieta se ha ido.
Temerosa, se refugia;
desdibuja su silueta contra el monte.
Medianoche, nadie advierte
que detrás de los peñascos va la sombra de un jinete.
El sarape desgarrado; y el caballo
ya no puede, se detiene, cae al suelo.
Tibia grana se abre paso entre el camino.
Con su mano había intentado
taponar profunda herida
que le hiciera aquel cuchillo.
Medianoche. A lo lejos, en el pueblo
aún hay luz en una casa de la orilla.
En su mano, la muchacha el rosario aprieta fuerte.
Es muy joven con la tez dulce y sencilla;
con el llanto abriendo paso en sus pupilas
aún espera a que él regrese.
Sigue el rezo en la capilla;
las campanas lloran sordas a lo lejos.
Medianoche, no regresa.
En el pecho la muchacha siente un vuelco.
La lechuza se ha callado y los perros ya no ladran
El silencio se desliza con su hálito desierto
Las campanas también callan.
A lo lejos, junto al monte, el jinete yace muerto…
- Autor: Josephine Barrett (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de octubre de 2022 a las 14:22
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 31
- Usuarios favoritos de este poema: titánico.
Comentarios1
Muy triste pero hermosos versos
un amor que espera y la muerte que se le anticipa.
Me ha encantado
Con cariño
JAVIER
Gracias por leerme, Javier. En México celebramos a la Muerte en estos días de finales de octubre y principios de noviembre. Este poema me recuerda las canciones de los tradicionales corridos y leyendas de los pueblos. Saludos cordiales desde Veracruz, México.
Gracias bella amiga tú reflejas la belleza y armonía de un pueblo generoso que admiro.
y sabes? me encanta como escribes poco a poco los leeré todos y me deleitare con su lectura.
Con super cariño
JAVIER
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