Viejo consumido,
esclavo de sus vicios.
Su ansiedad es un castigo,
y sus penas, un suplicio.
Anda por la calle
sin rumbo aparente,
tan solo esperando
que lo escuche la gente.
Con cansancio comenta
no merecer esta lección,
olvidándose siempre
de su libre elección.
Se mira al espejo
y comienza a sollozar,
pero es demasiado tarde:
el tiempo no ha de regresar.
- Autor: David Ortiz Ramírez ( Offline)
- Publicado: 31 de octubre de 2022 a las 22:13
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 22
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, WandaAngel
Comentarios1
El tiempo jamás regresa
y como dice José José... Ya lo pasado, pasado
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