Sss... silencio, que el atanor se puede apagar con los ruidos fuertes del exterior y yo quiero que leas, escuchando el rugido del laboratorio interior; hasta llegar al uno y elevar la conciencia a la perpetuidad eterna, de la esencia divina que todos portamos.
Sí meditas las palabras, y vas más allá del sentimiento, será sencillo escucharlo; aunque si comentas, podrás aportar un poco de tu singularidad, a este singular y humilde espacio, donde los locos escriben y los magos comprenden.
Cuando se es esclavo de los impulsos naturales, banalidades de la cotidianidad y un completo seguidor de los deseos impropios, inmorales e improductivos; se tiene asegurada una vida estancada, poco animosa, sin ímpetu, desanimada y orientada a los vicios y depravaciones del ser.
Más en cambio, cuando surge de la fuerza interior que todos tenemos, un pensamiento inspirador: a lo digno, a lo justo y lo hermoso de la vida; es claro que se ha alcanzado el grado de sabiduría y de amor adecuados, para disfrutar de una bella tranquilidad interior, una laboriosidad constante por el bien y, sobre todo, la capacidad de comprender lo que somos. Y a partir de ahí, amarnos y amar todo lo que nos hace ser mejores; y acercarnos a la perfección, a la cual, el gran Dios nos invita.
- Autor: Alquimista de letras (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de noviembre de 2022 a las 11:36
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 17
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
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