A veces nos sentábamos bajo un árbol
a mirar el horizonte,
la sangrienta tarde precipitándose nos juntaba
las manos para mostrarnos a lo lejos
el abismo;
Se maceraba el silencio, la vida agreste
y baldía, el odio detrás del camino
y su invernadero de sombras.
Y entonces, nos juntábamos más,
nos encendíamos en una vida,
como una furiosa hoguera
para espantar a los insectos de la muerte
que iban echando sus raíces.
Ahora estoy solo, con esta pequeña muerte
que en algún momento
se hará grande y para siempre
y no habrá nadie
que me recuerde como te recuerdo yo.
- Autor: Matias 01 ( Offline)
- Publicado: 13 de noviembre de 2022 a las 23:28
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 36
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
Comentarios1
INMENSOS E INTENSOS DE BELLOS DE PRECIOSOS VERSOS
SALUDOS POETA
Gracias Alicia,
por pasar por mis pequeñas letras...saludos
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