Una estrella nació en tu pecho florido,
floreciendo esbelta como un racimo,
arracimada en una pléyade de besos,
besando la constelación de Perseo.
Lágrimas de éter ruedan por las mejillas
de la cabeza de la Gorgona que,
al fondo del espejo, yace yerta y abatida,
perlando de aljófar y de ambrosía
los ollares de un Pegaso torvo y bravío que,
desplegadas las alas y con las zancas extendidas,
te transporta en la calma del alma a mi almena.
Tiritas de frío en el vacío
del espacio desnudo e infinito
sin un manto que te proteja,
sin unos brazos que te den cobijo.
Una estrella explota en el universo
para darme todo su calor,
para que el calor haga de mí una bola de fuego,
y para, ya convertido en supernova,
flotar ingrávido a tu alrededor,
como el cráter de una Luna en plena erupción,
como un satélite estacionado en la órbita de tu amor.
Una estrella nació en tu pecho florido
para alumbrar mis pasos por el camino
de esta vida de sombras con un único destino:
reunirme contigo.
© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.
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Comentarios4
Una lectura poética con una base estructural rica y una expresión estética que bebe de la filosofía y el arte. Me ha gustado mucho, unsaludo
MUY BELLO POEMA .
ERA DE ESPERAR DE TI.
ESTA EN MIS INTERESES LEERTE.
BESOS
Oscar, unos versos bien rimados, siempre es un gusto enorme leer tu poesía.
Saludos
Un amor cósmico que vá más allá de la materia, un amor sin medida y sin tiempo, un amor donde los sentidos no tienen sentido. Me gustó mucho, Oscar. Un abrazo. No me gusta calificar, pero ahora lo haré.
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