A fin de cuentas, jamás sabremos el porqué de que actuemos como actuamos, o los porqués de que hagamos lo que hacemos. Porque hay días en los que resistimos más de que lo pudiésemos soportar y días en los que flaqueamos como pequeñitos(a) niños(a) llorando(a). Al fin de cuentas, los sentimientos hacía los demás son pasajeros y los sentimientos de los demás hacía nosotros de igual forma lo son. Cambiamos de escenografía en el chas de dos dedos. También suele cambiar junto con lo que hacemos lo que pensamos y a su vez lo que queremos. El sonido del piano en el escenario de mi espacio comienza a ser apacible, se comprenden demasiadas cosas en el lapso de un minuto. Como si la vida te sentara y te dijera –Calma- Y el nerviosismo y la ansiedad se fueran apaciguando. Jamás sabremos el porqué de que actuemos como actuamos. Mi psicoanális ayer se quedó dormido, antier perdió la cabeza y, a fin de cuentas, todo termina siendo un instante, un efímero suspirar de Dios allá arriba. Pero a veces, uno reflexiona, y entiende que se ahoga en un vaso de agua. Y uno piensa. – Hay demasiada maldad allá afuera, maldad que no es siquiera esta pusilánime nada por la cual una llora. Hay carencia de pan en la mesa de los unos porque los otros se la están devorando, sin piedad ni conciencia. Demasiadas desigualdades de todos los tipos. Llueve sobre toda la faz de la tierra, y no solo en mi superficie. A fin de cuentas, uno a veces llora por nada, y en pequeñas y remotas circunstancias uno llora por lo que de verdad vale la pena. La inmadurez muchas veces nos empequeñece. Dejamos de ver al sol por ver el mundo arder, eso es un gran hecho. La mentira nos reina la cabeza. No sos siquiera la pequeña parte que posees. Quizá representamos el tiempo que muchas veces malgastamos pensando que hemos crecido conforme vamos teniendo más años, un completo y rotundo engaño, jamás dejamos de ser esos niños asustados que actúan por impulso y mero capricho. En ocasiones las buenas oportunidades se tienen que acabar para poder sentar cabeza, entender que a lo que creíamos estamos demasiado equivocados. Jamás hubo suficiente tiempo como estuvimos pensando. Las cosas se valoran hasta que sabemos que podemos perderlas, suele suceder más con las cosas que realmente importan. Como ver el amanecer salir por la colina del punto cardinal del este, como sentarse serena a desayunar bajo la paz de una misma. Nos perdemos tanto en la monotonía que no logramos reconocernos. Basta perderlo todo para recuperarse, el arte, el son y el sentido de la humanidad y de lo que realmente eso significa. La responsabilidad que tenemos de moldearnos a las cosas que realmente tienen forma. A fin de cuentas, una tiene que asimilarse, y comprender hacía donde una se dirige, porque muchas veces una va caminando en círculo sin realmente dirigirse a ningun sentido, vomitando palabras sin saber lo que realmente significan.
- Autor: AleQ (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 24 de noviembre de 2022 a las 14:39
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 30
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Zapalandia
Comentarios1
ay mi reina Alex, a fin de cuentas siempre todo es efímero ,un instante.
placer leer.
saludos poeta
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.