Desde lejano lugar llegué un día ilusionada; con sueños de superación. Un equipaje de inquietudes y el cariño de la familia que quedaba en casa.
Al llegar a mi destino, un blanco y frío suelo me esperaba…yo deslumbrada por el paisaje invernal nunca visto-¡ah! La nieve suavecita con sus formas de algodón-, a la vez con nostalgia recordaba mis calles de tierra o empedradas allá en la patria mía. Más la estancia en ese distante lugar me fue grata, porque una familia especial parecida a la propia me tendió sus brazos y su corazón.
La familia Prevette, un núcleo formado por cuatro niños y dos amorosos, cristianos y profesionales padres. Medio año compartiendo cariño, costumbres, enseñanzas espirituales e intercambio de lenguaje. No hablábamos el mismo idioma pero al final de mi estancia nos comprendíamos como si hubiésemos nacido en el mismo país. Un día tuve que partir y su cariño me siguió hasta que terminé mi aventura académica.
Luego de regreso a casa sus misivas y fotografías siguieron acompañándome –cómo crecían los niños, habían dejado los pañales y una hermosa señorita al igual que guapos caballeritos se asomaban, solamente la pequeñita les acompañaba- y de cada uno de sus logros me enteraba. Un buen tiempo después ellos también migraron a su misión cristiana y a Jordania se dirigieron…visitaron otros países cercanos sorteando guerras y conflictos; intentos de secuestro y asesinatos saliendo avante de todas esas dificultades…cumplieron su misión.
Dentro de sus aspiraciones estaba el conocer mi país y mi gente. Un buen día me sorprenden, estaban cerca y tuve oportunidad de abrazarlos de nuevo y agradecer sus enseñanzas, su amor y por mantenernos en contacto aún con muchas vicisitudes. Ellos de nuevo en su país, sus hijos universitarios; pero sus mensajes de bienaventuranza han seguido llenando mi pantalla y cada año al llegar diciembre virtualmente nos abrazamos. Mis recuerdos para la familia de mi corazón.
Mirna Lissett
- Autor: Lissi (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de septiembre de 2010 a las 16:48
- Comentario del autor sobre el poema: para una familia especial que ha brindado amor y cuidados desde la distancia.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 68
Comentarios4
Nuestra mente, nuestra alma y nuestro cuerpo. Albergan recuerdos, a veces gratos, a veces no tan gratos. Pero siempre están allí, latentes, como un susurro al despertar. Que bonito relato el que nos entregas con una prosa clara concisa y dulce. Te diré, así de gratos son los momentos y lugares que guardo en la memoria sobre tu tierra. Y como en tu relato. Todo cambia, evoluciona. Los hijos crecen y nos hacemos cada día más y más viejos. ja, ja. Espero conserves ese espíritu de gratitud para toda tu vida y lo trasmitas hacia las generaciones venideras. Bonito vivirlo eh?
sensibilidad leo en tus letras, que homenaje a a amistad y el amor, se puede siempre reavivar como lo has hecho con tu entrega de hoy, abrazo
Un gesto muy noble por tu parte, recordar a la familia que te acogió tan cariñosamente y te hizo aprender y saber agradecer todas las enseñanzas compartidas.
A pesar de los años, no los has olvidado, recordando los bellos momentos que vivisteis juntos... felicidades por ser tan generosa.
Un gran beso para ti.
Que gran experiencia Lissi, que maravillosa historia, eres como un libro abierto lleno de emociones que colman tu vida. Y que hermosa foto, que lugar encantadro, esa piedras talladas, que maravilla.
Siempre agradecida amiga de que nos compartas tu historia de vida, tan interesantes y enriquecedoras.
Un beso amiga.
Diluz
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