Accedo a la libertad con ironía,
exponiendo la frontera de mi cuerpo
al desgaste de los años,
al trabajo que me irrita la garganta
y me prohíbe gritar de horror,
en el sonido de estos roces desesperados
que se muestran como escena única
de un espectáculo simbiótico.
Me hago dueño de dos rostros
que conversan en la luz del diciembre,
que se planta feliz sobre el cronómetro
que marca pocos años para el fin.
Y se gritan, se escupen con rabia,
mas no se tocan,
porque duele el roce de la realidad,
porque uno debe ceder al otro,
y saber vender las frases concretas,
para no desaparecer.
El viento se lleva los sucesos
que escandalizan mis pasiones,
y es que se destruyen
las estructuras de un viejo yo,
que suponía la elegancia de los años.
Un árbol fuerte y recto,
que como el guanacaste
sumerge sus raíces al aire,
dando cobijo a los deseos posteriores
de los monstruos que me persiguen;
pero que cometió crimen sobre sí mismo,
y con las raíces en el aire,
se aventuró a volar en sus ambiciones.
Pesa la espalda, y necesito guia,
sentarme y tirar todo
en el alud del compromiso de los otros,
destilando situaciones de liberación,
para dejar de sentirme atado
al desgaste del qué dirán.
- Autor: Ticay (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 27 de noviembre de 2022 a las 22:10
- Categoría: Triste
- Lecturas: 31
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