Una tarde de pocos días

javiercastellano23

Aquí resquebrajado en el cobertizo de la memoria, donde la conciencia anida a los migrantes sentimientos del mirlo; ¡Qué insurgente necesidad de copular en las trincheras! 
¡Abatido está el poeta, que fue al combate con libreta y tinta! 
 
Una máquina de escribir reposa solitaria, aún con semejante trémulo esperando los cantos de augurios...
 
No quiero huir a ese refugio.
No quiero contar el nudo y desenlace
allí es dónde todos esperan ansioso el color de la vena que brota en la muñeca del artesano, saboreando sus mentes con baba en los ojos.
 
Alguien se asoma por los claros del tejado, una mirada furtiva desvela un hombre muerto de aparente alcoholismo.
 
Bienaventurado aquél que consiguió refugio, ya por sentados los cimientos, hay un hermoso jardín esperando ser regado y mucho alcohol en la nevera.
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