Como perdido en las altas montañas,
me rendí cansado sobre la alfombra.
Aquella tarde perdí mis ojos
rozando tus tobillos con mágica gula,
donde se descuelga el tiempo.
La aurora me despejó tu sonrisa
y el relámpago de tus ojos
reveló mi desnudez desconocida;
También tu larga cabellera
saliendo con el aire, también
el cielo sin nubes con su luz despierta
resbalando por tus muslos libres.
Todo estaba desnudo,
como las adelfas, como el rocío
bajo el arco
de tus pies descalzos sobre los campos
elíseos.
Como serán mis deseos,
como será mi sed que el agua dulce
es una corriente
que emerge desde tu aldea interior,
con tus manos desesperadas
ayudándome a beber.
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