Vivo en el barrio, de el diario salgo,
vuelvo por las noches, o a veces no lo hago.
No soy un malandro, tampoco soy un dejado:
para que no te pase nada, el respeto debes ganarlo.
La banda no te va a asaltar si te ve que andas igual,
pero si la cosa está muy dura, ni pedo hay que chambear.
De esta vida no queda nada, todos en corto se quieren ir,
si la crees aguantar mucho te va a costar el poder quedarte aquí,
pero para eso no hay falla no te vayas a matar, aquí traigo buena weed.
La vida no se vive, a la sociedad se soporta,
tanto que el suicidio te invita como una puerta grandota.
corres hacia ella, te avientas y dejas caer, sonríes porque ya nunca vas a volver,
solo han pasado 40 minutos desde ese sublingual papel.
Ahora has despertado, eres el maestro iluminado,
pero sigues las paredes grafiteando,
tienes todo el conocimiento
ya sabes hasta donde en realidad vas a poder,
eres un incendiario esperando a arder.
El final ya es lo de menos,
algo tiene que suceder,
mi muerte no será en vano,
yo decidiré cuando ceder,
no se las voy a regalar,
se la tienen que merecer.
Pues mi vida vale un chingo
y se los haré saber,
que no importa si muero anónimo,
que por muchos de ellos la historia se mantiene en pie,
que así llegue lo más lejos,
al barrio siempre querré volver.
- Autor: Malli Tlahuani ( Offline)
- Publicado: 6 de diciembre de 2022 a las 00:30
- Categoría: Sociopolítico
- Lecturas: 37
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
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