Dios, creo en tí!

Rafael Parra Barrios

 

 

Dios, creo en tí!

Dios, no estoy solo, 
porque creo en tí.
Mientras exista
y la fe, sea mi bandera, 
erguido andaré, 
por serenos senderos
o espinosos caminos,  
que con hincapie,                    brioso y reflexivo, 
afrontaré,                                   hasta que el amanecer                de la esperanza, 
haga del afán, el verger, 
la bella floresta, 
que al aterdecer,
entre luz y sombra, 
asome el anochecer, 
que al llegar
y en su tenue oscuridad, 
no deja de brillar,                    porque ser fuente de paz, 
trapiche de reflexiones
y sueños de libertad, 
hacen de la vida 
el punto de honor, 
a defender en unidad.
Por eso al entrar a casa, 
saludo, abrazo,
echo bendiciones 
y me ubico en la poltrona.
Allí converso conmigo 
y me pregunto:
Que sería de la vida,                      sin Dios?  
Sería un erial, 
un desierto, 
un eterno verano,                          un andar sin dirección, 
un hombre hueco,
que emerge de ideales  
para encontrar 
el yo interior, 
y, a la vez, 
el mundo exterior. 
El optimismo de vivir 
con pertinencia,                      escribe la historia 
y busca el norte, 
ese que escasea, 
pero que si se insiste, 
se encuentra, 
porque es el soporte 
del existir, 
lucha constante que, 
entre excéntricos diluvios, 
relámpaguea, 
y sus multiples destellos, 
anuncian el final de
la odisea,
y de nuevo aparece el sol, 
porque sin Dios, nada somos.

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