Juan de los Caminos

Al final, era mentira.

Y si.
Debí haberlo sabido desde un principio: era mentira, no murió.
¿En qué cabeza cabe? ¿ Cómo ha de morir la poesía? ¿Mirá si la muerte va a ser tan tonta?
¡Mirá si va atreverse a llevarse para siempre la belleza!
¡No!
No se muere el poeta, no se mueren ni sus letras ni sus melodías:
se esparce su alma en el aire, y es semilla al viento buscando ese cachito de tierra fértil donde anclar.
Se muere la muerte cada vez que alguien lo evoca, mientras desgrana sonidos en su guitarra. Cada vez que alguien se ríe de una anécdota compartida. Se muere la muerte. Se muere de envidia. Se muere de ganas de ser tan eterna.
¡Qué se muera la muerte, con cada chacarera!
Homenaje a aquel que vivirá por siempre en cada poesía que nos legó: Juan Carlos Carabajal, amigo mío, este es un pequeño regalo que te hicimos junto a Jorge Emilio Rodriguez. Sé que te va a gustar, sé que te vas a sonreir.
Siempre gracias.

Juan de los caminos
(chacarera trunca)

1-
Docente por vocación
va enseñando en los caminos
de su mano yo aprendí
A cantar desde muy niño.

Un paisaje me pintó
de su Santiago querido
y del amor me enseñó
Igual que pájaro herido.

Tiene casas por doquier
dónde recibirlo es fiesta,
dónde siempre ha de volver
porque despedirlo cuesta.

Estribillo:

Él es Juan de los Caminos
él se va, pero regresa
con mate dulce y caliente
siempre comparte su mesa.

2
Su llegada fue y será
alivio a la cruel distancia
de hermanos de los caminos
Su alforja siempre cargada.

Sus coplas el pueblo canta
con bombo, guitarra y gozo
y bailando las evocan
con un profundo alborozo.

Siempre anduvo "Atamishqueando"
Con sus changos del “Rejunte”
tantas noches guitarreando
Quien no crea, que pregunte.