Tú me dijiste que me querías
en aquella tarde de verano;
y arrullaste mis heridos ojos,
y emané de tus cálidos brazos.
Tus frases eran pura ternura,
y mi corazón palpo en mármol.
Pero por tímido no le trove
a tus labios de regazo blanco.
Y ahora te observo, en silencio,
a través de versos empapados;
y de mi costilla germina una flor
que inunda el mar de los barcos.
- Autor: Jorge Alberto Cervantes ( Offline)
- Publicado: 7 de diciembre de 2022 a las 14:43
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 36
- Usuarios favoritos de este poema: Jareth Cruz
Comentarios2
¡Ánimo! Sigue escribiéndole canciones, se te da muy bien. Un abrazo.
Muchas gracias por tus ánimos, te lo agradezco de corazón.
A ver si se da la buena fortuna de que me llegue la inspiración para seguirle escribiendo, jajajajaja.
Un abrazo
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