Sobre los estantes polvorientos de la oficina de sujetos perdidos se apilan las identidades de quienes extraviaron su sonrisa para asemejarse a Clint Eastwood, o del tapón que se descorchó para encajar en otra botella.
A diario se acercan hasta allí panes preguntando si alguien ha encontrado a su panadero, brillos con la esperanza de que por fin haya aparecido su estrella, cerrojos con la documentación de su cerrajero, o lunas que extraviaron su plenitud. Del mismo modo, acuden trompas buscando a su elefante, o musas desesperadas por dar con su poeta.
En ocasiones el yo mismo tarda tanto en hallar la oficina, que cuando llega, el sujeto ya ha sido subastado y adjudicado a un yo cualquiera.
Una vez entraron unos genitales de indefinida índole y quisieron saber donde estaban los aseos. El oficinista les dijo que en el mismo sitio de siempre. O sea, al fondo a la derecha, y siguiendo las indicaciones, los genitales se encontraron con tres puertas. En una de ellas había un cartelito con la palabra "ellos"; en otra ponía "ellas"; y en la tercera se podía leer "elles". Por curiosidad, le preguntaron a la oficinista si en este último podía entrar cualquier elle, por diversa que fuera, y esta les contestó que por supuesto, indistintamente de si eran elles mayúsculas o minúsculas. Tras dudarlo unas cuantas horas, los genitales accedieron al servicio de elles y no volvieron a salir.
No es extraño ver aparecer por la oficina personalidades asegurando haber perdido a sus sujetos cuando estos perseguían a un influencer, y en caso de haber llegado hasta allí, en la mayoría de los casos el propio sujeto se niega a volver con su sello identitario. Últimamente se han producido varios intentos de robo por parte de ganzúas o pasamontañas, pero con las prisas y la confusión habituales en los asaltos, no han conseguido encontrar lo que buscaban y se han llevado de botín a un sujeto honrado, quien ha terminado entregándose de nuevo en la oficina para seguir esperando a que la honradez se dignase a recogerlo de una vez por todas.
- Autor: Joseponce1978 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de diciembre de 2022 a las 23:43
- Comentario del autor sobre el poema: En realidad, todos hemos tenido algún modelo a seguir, bien sean nuestros padres o alguien a quien admiremos, que condiciona en mayor o menor medida nuestro comportamiento o personalidad, pero pienso que no debemos perder nunca nuestro sello personal. La globalización y las redes sociales tal vez estén limitando nuestra capacidad de ser únicos para dejarnos llevar por las corrientes publicitarias y las modas. No es faltar el respeto. Quien quiera llevar el peinado o las zapatillas del influencer de turno está en su derecho, del mismo modo que entiendo que alguien pueda querer cambiar de sexo si no se siente agusto con lo que la naturaleza le ha dado, pero las tendencias sociales pueden crear cierta confusión, sobre todo en los más jóvenes.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 25
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, angelillo201
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