**~Novela Corta - El Llanto entre Aquel Valle - Parte I~**

Es el verano del ‘68. Cuando todo comienza en el valle del sur del pueblo. Existe una misteriosa muerte en el valle del sur del pueblo. Y la vida de ésa mujer que murió misteriosamente en el valle del sur del pueblo, y la historia comienza así. Una mujer de mediana estatura y junto a un hombre alto, llegan a cruzar el valle en el pueblo del sur. Cada uno toma un remo en la canoa varada en el valle en el sur del pueblo. Cuando ambos se dirigen hacia el norte, desafortunadamente la canoa queda atrapada allí mismo sin poder moverse. Son dos jóvenes que desean aventurar en el valle del sur del pueblo. La aventura comienza con la excursión en el valle en el sur del pueblo. La joven decide embarcar en esa canoa varada y atascada entre dos peñascos en el valle sin saber ni sospechar que existe un llanto zozobrando y esperando porque alguien socorra su llanto perdido. El valle hermoso con un verde claro y luz de sol en el reflejo de ese valle, en el cual, los árboles reflejan su belleza. El valle más visitado por los jóvenes tiene y posee un misterio y es el llanto entre aquel valle, por el cual, se enaltece un sólo mortal pecado cuando muere una joven en la canoa del valle en el sur del pueblo oscilando un llanto en la canoa y dejando a la intemperie un sólo sollozo en el alma del joven que la acompaña. Es el verano del ‘68, e inicialmente se percibe un sol candente, pero, apacible dejando una estela como la fantasía real de todo un sol. Es el verano del ‘68, un verano para recordar como la paz que llama en ser como un sosiego constante en que la lluvia no deja caer su velo de gélido tormento. Y, ese verano del ‘68, es el verano donde se percibe que el sol es como una verdad en que se siente como el bronceado en la misma pasión que en el mismo cuerpo. Es ese verano del ‘68, cuando interrumpe la soledad y llega la felicidad y como total alegría se da la fiebre en poder salir con el verano a cuestas de la felicidad. Cuando en el tiempo se siente como el verano del ‘68, cuando la aventura comienza con saciar la sed con una cantimplora que implora la sed en el verano. Y, como una eterna aventura se sintió como el infortunio de creer de que la vida queda como una eterna aventura sin saber que es una terrible desafortunada desventura. El sol en verano hace del equinoccio una estación sobria dejando caer el reflejo del sol en el valle y como en el mar un velo de luz. Es verano del ‘68, una paz deja atrapar la soledad cuando el ruido es como la alegría de todo niño con juguete nuevo. Los dos jóvenes comienzan la aventura en atraer la felicidad a sus vidas y sin el infortunio que les depara el futuro cuando la vida hace un cambio en el reflejo del sol. Cuando en el verano del ‘68, se ilumina a todo un sol en el mismo cielo donde cae el mar como el río, pero, esta vez es en el valle en el sur del pueblo. El pueblo callado, sumiso, atrapado, controlado y sollozando en el misterio. El pueblo, un pueblo tranquilo, lleno de paz, calma y sosiego por el infortunio que pronto está por irrumpir en el valle del sur del pueblo. Los dos jóvenes acechan con devorar al destino frío, friolero y friolento cuando en el altercado frío se adentran a ese valle donde la joven pierde la vida. Y como un destino prometedor queda su vida con el llanto entre aquel valle por encomiendas de la vida como un mal presagio en que en un pasado de ésa joven soslayó de pena. Cuando en el verano del ‘68, se sintió lo más pernicioso de toda aventura en el valle en el sur de ese pueblo mágico, pero, misterioso, porque cuando en el trance de la verdad se sintió tan delicada la espera y tan inesperado el saber de que en ese valle ocurrió algo inesperado y tan inusitado. Cuando a la verdad se sintió desolado el valle como en la más terrible fría soledad cuando en el valle se electrizó la muerte de ésta joven en el sur del pueblo. Y como una terrible ansiedad se vieron los dos jóvenes que embarcan en una canoa en el valle del pueblo sucumbiendo y zozobrando en el trance de caer rendido ante tanta necedad por una historia que lleva por nombre en el valle al sur del pueblo, como una mala suerte cuando decide aventurarse en ese valle en el verano del ‘68. Ese verano y con un sol radiante se vieron los rayos de luz florecer como los pétalos de una rosa en el jardín y ese mismo sol fue testigo de la vil muerte de la joven quedando su llanto entre aquel valle. Cuando en el imperio soslayó en un ocaso de una hábil muerte y tan letal que quedó esa canoa con el llanto de ésa joven interrumpiendo con su llanto a todo aquél aventurero que desea aventurar en ese valle. Y la muerte de ésa joven es un sólo misterio en el valle al sur del pueblo, dejando una vil y mala sensación en poder creer en el trance de la misteriosa verdad. Y el llanto sosegado e impetuoso de una sola verdad se electrizó la forma de creer en el alma de un llanto entre aquel valle en el sur del pueblo, cuando muere la joven de cabellos largos y de color negro en la canoa donde se percibe la muerte y el llanto entre aquel valle en el sur del pueblo. Cuando en el alma se siente como la verdad única e insustituible de una sola realidad cuando en la calma se siente como toda insistencia en el alma buena en poder creer en el alma viva y de un sólo tormento, en la cual, se mira y se observa como penitente fue la misma insistente mirada de la joven hacia el joven que la acompaña. Porque cuando en el trance de la verdad se intensificó como la misma buena voluntad en poder creer en el trance de lo perfecto, cuando ocurrió el mal desafío de una sola muerte en la canoa en el valle en el sur del pueblo, pero, en ese valle se fue la manera de vivir y en querer sobrevivir en el trance perfecto de la pura verdad. Cuando en el delirio sosegado de la imperfección se fue como el desastre en querer atravesar lo más pernicioso de un espanto seguro que conlleva una débil atracción. Porque cuando en el afán débil de creer en el trance de lo imperfecto se siente como inmortal es lo letal de una daga y muy afilada en el mismo pecho. Cuando se siente como el torrente sin sabor de una manera cruel de envenenar la forma de ver el cielo de un sol imperioso como los rayos de luz en el mismo instante en que se cuece el torrente sinsabor en poder creer automatizar la espera y tan inesperada en dar una sola solución. Cuando en el valle se electrizó la forma de creer en que la muerte no existe, pero, es intransigente la muerte como lo peor, aún. Cuando en ese valle muere la joven sin poder apreciar el paisaje cuando en la canoa deja su propia vida. Era una joven de apenas quince años deseando amar como nunca y ser feliz como la aventura en ese valle en el sur del pueblo. Porque cuando en el alma sólo siente una letal daga que atraviesa afilada su pecho dejando caer gotas de una sangre que el sol resecó en la canoa dejando al alma de la joven adherida a la canoa con un llanto entre aquel valle en el sur del pueblo. Cuando en el tiempo socavó en la tristeza de un corazón que quiso amar y entregar la vida, pero, quedó la joven muerta de miedo por la historia mal vivida en ese valle. Es verano del ‘68, con un sol impetuoso y radiante como el desastre de creer que en el alma de ésa joven quedó petrificado al secarse la sangre de la joven en la canoa. Cuando el tiempo dio la verdad de que los jóvenes cruzan el valle demostrando que hacia el norte no pueden llegar, jamás, porque en el trayecto la joven muere con la daga en el mismo pecho y fue una daga muy filosa que cruzó su pecho como flecha de indio de una revolución. Cuando la batalla entre la vida y la muerte se entregó como pasaje de un paisaje que los ojos de la joven dejan de ver. Y la joven abatida y herida por esa daga se vio mal inconsciente cuando al cruzar el valle, también, cruzó la daga en su pecho. Porque en el trance de la mala sensación se sintió como imperfecto el instante cuando atraviesa la daga por el pecho de la joven. La joven cae desmayada, inerte, fría, como ese sol frígido y tan friolera la piel quedó. Es verano del ‘68, cuando apenas el sol aparece en el cielo dejando rayos de luz en la espera en disfrutar a todo un verano fiel, trascendental, y eficaz como el mismo trayecto en el que se aferró el trance de la imaginación cuando fue real su luz en el cielo azul celeste. Y, ese mismo sol fue testigo universal al cruzar ese valle cuando los jóvenes quisieron aventurar con deseo de aventura y quedó la sangra de la joven seca, herida y petrificada como si hubiera sido perpetrada su muerte. Y el joven que la acompaña sólo escucha el llanto entre aquel valle en el sur del pueblo sin dejar escapar a la vida sucumbiendo en un mal alcance cuando la vida se le escapa de la misma vida. Porque en ese instante en que la daga cruza su pecho se siente como una terrible flecha de indio en batalla. Y en esa batalla se aterró el alma sin poder saber ni siquiera sospechar de que la joven sangra de dolor y en que sus venas se desangran de una caprichosa punzada y letal en su pecho. Cuando en la canoa se aferró la insistencia en creer que la sangre petrifica su alma, su cuerpo y su llanto cuando en el instante se debe a que en la canoa se atreve a sentir sangre punzante desde su pecho deliberando la dirección hacia el mismo norte, pero, en el trance de la aventurar quedó inerte la canoa esperando porque el joven pueda saber de que la canoa se encuentra tranquila y quieta en el mismo centro del valle al sur del pueblo. Los jóvenes miran desde sus propios ojos al paisaje hermoso, pero, ambos quedan adheridos al valle con un llanto sosegado, templado y muy caudaloso como ese mismo valle en que se pasean en canoa por el valle en el sur del pueblo. La joven inmortal e inerte en la canoa se ve intransigente como el valle verdoso en que se siente como el paisaje que atrapa a la joven. Y la joven se siente como el paisaje en el valle demostrando que atrapa a la joven deseando abrir el corazón en dos pedazos con la daga punzante y letal que le atraviesa el pecho. Cuando en el trance de la verdad se siente el alma de la joven como un dolor muy fuerte desde su pecho y abriendo el alma se vio con ese paisaje de frente.

Continuará…………………………………………………………………………………….