¡Hasta dónde he llegado! Fueron 8000km. Primer vuelo. Ok, no hay problema. La tierra duró los oídos. Pensé que esperaba el segundo vuelo para descansar en la base que tenemos en Luanda. El segundo vuelo era para las 23 y media. Tenía 5 horas de descanso. Aun así voy a las 20 horas. Es Navidad siempre hay más movimiento. Y así lo hice. Llegué al aeropuerto. Era una fila de kilómetros. No caminaba. Tal vez un milímetro por hora. Estaba vestido recordando a un sacerdote. Exhibía la Cruz de Franciscano. Un joven se acerca a mí y por 100 me puso por delante de la fila. Acepté 100 incluso parecía un gesto noble. Carí hasta los guardias de seguridad. Conocieron al hombre un estafador. Corrieron con él. Entonces, ¿y yo? Padre pasa y quédate ahí detrás de la fila. Cagué unos kilómetros pero faltaban aún más kilómetros. La cola caminaba metros durante media hora. Estaba más descansado. Sólo que ese joven. Ven, ven que te llevo al check-in. Allí fui. No tenía nada que perder. Llegados al check-in, el “contacto” no estaba allí. Y ahora. Estaba en la puerta del check-in. Le dije que me quedo ahí detrás de esa joven. Les pagué los 100. No eran 100. Eran cien mil. No tengo. Desegué la cartera con cuatro mil y mala suerte del joven. Pero me quedé detrás de la joven. ¿Entonces vas a Lisboa? No São Paulo. Bueno, de ahí no salí. Entré en una película surrealista. El vuelo a São Paulo fue cancelado y comenzaron a llamar a Lisboa. Fui el primero. ¿Ha sido Cruz? Quién sabe.
- Autor: Tximbari (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 19 de diciembre de 2022 a las 09:02
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 22
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