EMIGRANTES SIN DESTINO

Pedro Antonio Borges Rodríguez

A niños sordos de amor

Los enzalzan y adoctrinan 

Ley y orden del Señor 

Son sus lecciones matutinas 

 

Ellos adulan y obedecen 

Son aptos para el destino 

Mientras la obligación crece 

La raíz mata al pino 

 

Noches en vela acontecen 

Captando el hedor de las esquinas 

Más bien, vivieron  de las propinas 

Que el pueblo otorga y ofrece

 

Pero emigrantes del despertar 

Apagaron la luz intermitente 

Para codiciarse con una verdad 

Mucho más que sugerente 

 

Luz ancha y contemplativa 

Que engrandece su consciencia 

Pausada y generosa sapiensa 

No por ello, menos activa 

 

Canto hoy por la libertad 

De los pueblos que están oprimidos 

Recobrando la paridad

Y escuchando sus quejidos 

 

Tiempo al tiempo y la verdad 

Surgirá cómo un meteoro 

No es el momento de anclar 

Su más bello decoro 

 

Pues en el baúl de la bondad 

No hay lugar al deterioro 

Con una senectud sin igual 

Edad, bendito tesoro

 

Columnas de frugales tristezas 

Se tornaron en sabios poderes 

Cuando se acabó la pereza

Y se hicieron bien los deberes

 

Un corazón sin espinas 

Es lo que ahora se cuece 

Y más bien, veo que lo merece 

Porque es su medicina

 

Cantar y reír al alba 

Son terapias muy elocuentes

Que es un sentir algo diferente 

Al de creer lo que te digan 

 

Decir que tú Dios te maldiga 

No es cosa nimia, ni pertinente 

porque la luz, cuando es creciente 

No entorpece, sino mitiga

 

Mitiga el dolor ancestro

Causado por falsas creencias 

Es virtud de la consciencia 

Enfocarse hacia los adentros

 

Autocrítica y empatía

Y una paz consoladora

Metiendo en la batidora 

Tús oscuros pensamientos 

 

 

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