Villa de cantos y obispos,
que campan en verano
en su buena villa
rodeada de manzanos.
A misa diaria el obispo
entona, y sus feligreses
no perdonan.
Rodeada de muralla
para proteger al obispo
del duque y su pernada.
El obispo desde el pulpito
no calla y da por diezmo
su saldada.
El obispo engalana
su villa preciada,
con castillo palacio,
basílica dorada.
El pueblo lo adora
por ser el dueño
de la villa bona.
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Autor:
nachosol (
Offline)
- Publicado: 24 de diciembre de 2022 a las 07:04
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: Dante Cruz Velez
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