Vocifere en la fría soledad, en mi boca moría la penumbra, el vaho, la luna sangrienta que corroe el veneno del vino. Cabalgaron centauros buscando piedras preciosas, luceros, colinas de plata; encontrando lluvia de dolores y lanzas de lágrimas !ah heridas interminables! En mi alma solo hay cumbres solitarias, molinos sin viento, senderos de cólera dónde solía haber corolas de fuego palpable.
¿A dónde se han ido las flores? ¿cómo, cuando y donde es que murieron los pétalos? !ah heridas interminables! Bruces de lúgubres recuerdos. La locura se apodera de la noche y cae la pavorosa neblina, la pupa del silencio y todo parece perdido cuando todo se marchita y todo se aleja, y siempre te alejas y el silencio infinito.
- Autor: Hector Loaiza ( Offline)
- Publicado: 28 de diciembre de 2022 a las 15:56
- Categoría: Amor
- Lecturas: 27
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
Comentarios1
En nuestra efimera existencia (flores) todo tiene un final, y en tu caso se observa (pues la palabra siempre evoca una imagen) un marchitar desgarrador que no se acierta a comprender, de ahí todo el cuestionamiento planteado en la segunda parte, que no estrofa pues, al fin y al cabo, es prosa poética gótica, por las figuras y el tono obscuros...
Me ha gustado.
Muchas gracias por dar tu opinión al respecto. Todo se marchita como las flores, todo tiene su final y solo quedan recuerdos de lo que solía ser.
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