Sentado en una silla vieja,
de una taberna de oscura melancolía,
con alguien extraño charlaba,
me parecia ser dios y yo me lo creía...
Le detuve la mirada,
tan inexacta que no supe la distancia,
fue como la gloria,
pues quise olvidarme de la vida...
Me dejó una leve sonrisa
llena de amor que me colmó de calma,
nadie nos miraba,
hasta que un ruido despertó la dicha mia...
Ahora soy pura felicidad,
y seguro que se reirán de mí si yo les dijera,
de qué modo fue mi experiencia,
tras una visión tan breve como extraordinaria...
- Autor: el brujo de letziaga (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de diciembre de 2022 a las 03:53
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 34
- Usuarios favoritos de este poema: Alexandra L
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