Si digo pintura, ¿qué imagino?
Si escribo poesía, ¿qué siento?
Mis manos son la puerta al arte, el arte es un puente entre mi sentir, la catarsis y el vivir.
Me llamo Mercedes, Juliana Mercedes, algunos se atreven a llamarme ‘Julia’, ‘Juli’, ‘Jul’ o ‘Ju’, sin embargo, otros me llaman ‘Mer’, que viene siendo una caricia a mi nombre.
Tengo la idea de querer desnudarme hoy, de causarme tanto éxtasis, tanto erotismo que llegue al auge de mi propia muerte.
He dicho que quiero morirme, y es que tengo cicatrices que me sobresalen del cuerpo, he escuchado y he leído el “ya no estás sola” y he empezado a llorar sin consuelo, ¿qué ha hecho la soledad en este cuerpo?
El arte me ha invitado a trascender, a correrme, a saberme húmeda con la boca abierta y el gemido vivo proveniente de mi garganta.
Escribo desde que tuve once y media vida después he pintado la naturaleza femenina que llevo en el ser.
¿Cuál ha sido mi inicio? Si es que existe un inicio y le precede un final…Habita en mí una sensibilidad incapaz de saberse inerte, me pica en las manos, me besa los labios, acaricia el trazo de mi seno izquierdo y se escribe ‘poesía’.
He querido desnudarme hoy prenda por prenda, dejando a un lado el miedo aunque viva consumida por él.
Resulta que a mí la lluvia me caló hasta los huesos, hizo de mi pecho una laguna, desató sobre mis mejillas todas sus aguas y aunque no quise, de mi compás lento hice un escudo impenetrable.
Me cuestioné el silencio de la existencia y aunque me obligo a no llorar, se ha abierto a un dique en mí que no puedo parar. He pintado el caos de mi cabeza, el desorden que causó cuando sin previo aviso me rasgaron el alma, son viejas heridas ya cicatrizadas.
Todo esto es una forma de enfrentarme ante lo que me inquieta el alma, es que una vez dije: “quise quedarme en ti y en ti, y que te quedaras en mí y en mí”.
A mi el silencio me ha pillado desnuda, con un hueco entre la espalda y el corazón habitado por la soledad, es que lo anterior han sido fragmentos de mis deseos más humanos, desde la lluvia con su olor a tristeza abrigándome con sus heladas manos, hasta el último rincón del que me lancé mordiendo al miedo en la boca y terminé bajo una libertad roja, cubierta de sangre y huesos.
¿Qué es acaso la libertad? ¿Es este sentir de guardarmelo todo sin escupir nada al mundo? Es el sinfín de asombros que me revisten la cara cuando me sitúo ante la sorpresa.
He escrito más poesía de la que recuerdo, no me llamo ‘poeta’ por que aún existen palabras demasiado grandes, y es que voy descalza con los pies tocando la tierra, con el pecho cubierto de flores, resguardándome en el erotismo de tocarme el sexo, soltándome el cabello para que visitarme se haga más placentero, mordiendome los labios como reacción al tacto, apretándome los senos y penetrando dentro, con mi melodía promulgándose ante el sexo, me acaricio el clítoris, me penetro una, dos y tres veces más y ya quiero terminar, quizá sea este mi inicio y mi final.
He sido toda la tristeza que me embriaga, la absoluta soledad que fumo cuál tabaco, las ganas que he tenido de morir y morir transformadas en vivir y vivir, mi abrupto cansancio por todo, mi vida en el arte, mi alma en el ser.
Mercedes, que caricia ante la muerte eres, que infinidad de imposibilidades posibles traes.
- Autor: Mer (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de diciembre de 2022 a las 19:27
- Comentario del autor sobre el poema: Este poema es una especie de catarsis en la que me envuelvo y me encuentro.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 53
- Usuarios favoritos de este poema: Tommy Duque
Comentarios1
Quiero rescatar tu alma, pero quiero morir en la belleza de tu agonía.
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