El reloj desgranando los instantes,
el corazón gritando, espera, espera,
el roce inconfundible del viento en la verja
y el destino mirando por entre las manos
para interrogar el tiempo.
Una sombra de ausencia se muestra entre sueños,
con su semblante frio,
como de nieve nueva azotando los recuerdos,
un grito entre oscuridades,
como de soledades tiranas dejando rastros de melancolías,
así se despierta el alba,
cuando la canicie implacable nos muda a historias,
transformando las edades en ciclos y memorias.
La lluvia haciendo su inventario de herencias perdidas,
como escarchas congelando el oído y la pupila,
intentando detener el tiempo, y apaciguar la conciencia,
de amar la desnudez y no la transparencia,
de buscar la tiniebla y rechazar la noche,
de contemplar la nada con ojos de la nada.
Sin evangelios que examinen el sonido del viento,
ni formas que se asomen al fondo del remordimiento,
o lámparas para iluminar lo ajeno y lo distante.
Sin perfumes, ni huellas, que atestiguan caminos,
y memorias dondequiera,
de corazones como abismos y agonías como estrellas,
así transcurre el tiempo,
con la sustancia misma del silencio.
- Autor: Jose Barrientos (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 6 de enero de 2023 a las 10:50
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 26
- Usuarios favoritos de este poema: Alex Void, alicia perez hernandez
Comentarios1
Una sombra de ausencia se muestra entre sueños,
con su semblante frio,
como de nieve nueva azotando los recuerdos,
un grito entre oscuridades,
como de soledades tiranas dejando rastros de melancolías,
así se despierta el alba,
cuando la canicie implacable nos muda a historias,
transformando las edades en ciclos y memorias.
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Pasamos a ser sombra en la oscuridad de la noche y congelados sin inventario.
Abrazos y saludos poeta
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